El año pasado, cuando se presentó el presupuesto 2019 se dijo que era un presupuesto fiscalmente responsable, austero, sin cambios significativos en el déficit público, con superávit primario y sin incrementos sustanciales en la deuda. Era un presupuesto que parecía responsable. Me preocupaban, sin embargo, los reacomodos dentro de mismo.
Ya pasó casi un año operando con ese presupuesto. Algunas dependencias se han tenido que ajustar a trabajar con menos recursos, otras más no logran los ajustes necesarios, y otras tantas operan con menos recursos con costos importantes en eficiencia. El presupuesto aprobado para el año entrante muestra, otra vez, las preferencias y los desagrados del presidente. No de su partido, cabe mencionar. La manera en la que fue aprobado el mismo —fuera de tiempo violando los plazos constitucionales, en una sede alterna y a gritos cuando Morena tiene la mayoría necesaria— muestra la falta de disciplina dentro del partido.
Los números plasmados en este presupuesto dejan ver, aún con más claridad, las prioridades del presidente. El gasto total aprobado para 2020 es de 6 billones 107 mil 732 millones 400 mil pesos, mayor en 11 mil 396 millones 600 mil pesos a lo enviado en el Proyecto de Presupuesto presentado en septiembre. Es 1.5% mayor al presupuesto aprobado para 2019. Al proyecto presentado a la cámara se le hicieron cambios con reasignaciones equivalentes a más de 11 mil 396 millones de pesos. De estas reasignaciones, 36.7% se concentró en los ramos autónomos, cuyo presupuesto se redujo en más de 4 mil millones de pesos, una caída de 3.4% respecto a lo presentado en septiembre. Respecto al presupuesto que está aplicando este año, el de 2019, la caída es de 18.5% en términos reales.
Las caídas más pronunciadas fueron para el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la Fiscalía General de la República y el Instituto Nacional Electoral, que vieron disminuciones —frente a lo estimado en el proyecto— de 10.9%, 8.2% y 6%, respectivamente. El INAI, la CNDH y la Cofece también se vieron afectados, aunque en menor proporción. Ya sabíamos que al presidente no le gustan los contrapesos que podrían representarle los órganos autónomos. Una forma de ir minando su papel en la economía y en la democracia es cortarles los recursos; ahorcarlos financieramente hasta que no puedan desempeñar sus funciones.
Las dependencias del ramo administrativo vieron incrementado su presupuesto, que aumentó respecto a lo presentado 16 mil 150 millones de pesos. El mayor incremento, en términos monetarios, lo tuvo la Secretaría del Bienestar, que recibió 4.8% más de lo planeado, un incremento de 8 mil 365 millones de pesos. Los programas que recibieron las mayores ampliaciones presupuestales fueron Sembrando Vida —un incremento de más de 3 mil millones, un total de alrededor de 28 mil millones de pesos para este proyecto—, Pensión para Adultos Mayores y Pensión para Personas con Discapacidad Permanente.
El país no está creciendo, los datos de ayer del INEGI muestran el estancamiento de los primeros nueve meses del año. El presupuesto para 2020 evidencia las prioridades del presidente. Queda claro que el crecimiento económico no es una de ellas.
@ValeriaMoy