La deserción de Elon Musk podría costarle legisladores a Donald Trump en las elecciones de 2026 si efectivamente financia candidaturas antitrumpistas o lanza un tercer partido. La decepción del multimillonario se suma a la de otros simpatizantes que se sienten traicionados porque pensaron que las políticas del republicano afectarían a otros y no a ellos mismos, como está ocurriendo.
Mientras su agresiva política migratoria y su involucramiento en guerras lejanas le hacen perder puntos entre los estadounidenses, el escándalo por la lista de Epstein amenaza con dañar su frágil popularidad.
A seis meses de haber tomado posesión –20 de enero–, está cayendo aceleradamente en las encuestas, tanto en las preferencias de la población en general como en sectores clave que fueron fundamentales en su victoria: granjeros y votantes rurales, dueños de negocios e incluso, en la parte del electorado latino que neutralizó a este grupo demográfico que solía apoyar a los demócratas.
Los sondeos indican que Trump sufre una fuga de apoyo que amenaza con convertirse en hemorragia.
La popularidad del neoyorquino va en picada
“Podría pararme en plena Quinta Avenida y dispararle a alguien, y no perdería ningún voto, ¿de acuerdo?”, declaró Trump en 2016. “¡Es increíble!”, se autoaplaudió.
Con tal convicción, ha tomado una cascada de decisiones de muy alto impacto sin consultarlas ni que parezca interesarle a quiénes van a afectar ni cuáles pueden ser las consecuencias: se cree inmune.
Los datos indican, sin embargo, que su superpoder tiene límites y un solo semestre le ha alcanzado para colocarse en un claro declive de popularidad, como muestran las encuestas.
Según el promedio de sondeos de la revista británica ‘The Economist’, que por ser extranjera no es señalada de parcialidad, la aprobación neta de Trump (es decir, aprobación menos desaprobación) cayó de su marca más alta de +5 puntos el 16 de febrero a -7 el 2 de junio, y a -14, el 14 de julio.
En comparación, Barack Obama y Joe Biden, a la misma altura del segundo periodo de cada uno, tenían +14 y +6 puntos, respectivamente.
En los cinco principales temas que sigue The Economist, la administración Trump también va en retroceso: del 26 de enero al 13 de julio, cayó de -5 a -25; en inflación, de +4 a -24; en impuestos y gasto público, de +3 a -17; en trabajo y economía, de +9 a -11.
A seis meses de gobierno, el Trump recalcado parece viajar en resbaladilla.
Pierde puntos por su política migratoria
En inmigración, que es uno de sus tópicos estrella, con el que enciende a sus seguidores para perseguir indocumentados, el clima de terror que sus agentes encapuchados han creado en muchos estados y ciudades, así como el impacto que la desaparición de esta mano de obra barata está causando en varios sectores de la economía, le está pasando factura: ‘The Economist’ indica que en su manejo de este tema pasó de una aprobación neta de +10 a una desaprobación de -6.
Este asunto ha alcanzado tal importancia en el debate estadounidense y en el del hemisferio occidental que merece ser tratado aparte. Los políticos centristas y de centroizquierda en Europa y Estados Unidos han asumido que en sus electorados subyace un temor a las migraciones que es un fértil caldo de cultivo para las derechas y la ultraderecha, y que lo único que se puede hacer al respecto es moverse en el mismo sentido, hacia posturas restrictivas, para no ser arrasados.
La persecución trumpista, sin embargo, está provocando un significativo cambio en la opinión pública, que ya empezaron a registrar los sondeos, como uno de Gallup realizado en junio: los encuestados que dicen que la inmigración es “algo bueno” para el país pasaron de 64% a 79%, en un año, mientras que el rechazo bajó de 32% a 20%.
Incluso entre quienes se identifican con los republicanos, hubo un sorprendente aumento de 39% a 64%, en ese mismo lapso. Ni ellos están contentos con tanta crispación.
El voto latino abandona al republicano
Cubanos y venezolanos con ciudadanía estadounidense y derecho a votar encabezaron el movimiento de apoyo a Trump entre el electorado latino, que solía apoyar a los demócratas, hastaneutralizar su peso: casi la mitad, un 46%, votó republicano. Pero entre las primeras medidas migratorias anunciadas por Trump está la cancelación de visas para esas nacionalidades, por lo que quienes están ya en Estados Unidos tendrán que olvidarse de traer a sus familiares y amigos, y muchos de quienes tenían procesos de regularización en trámite los han visto suspendidos o ya fueron detenidos.
En junio, una encuesta Reuters/Ipsos mostró que el rechazo a Trump entre votantes latinos subió 7 puntos, hasta un 61% en junio.
Si Trump es poco popular en las zonas urbanas, los granjeros y habitantes de áreas rurales configuran uno de sus bastiones, pero la falta de obra migrante, las guerras comerciales y el cierre de programas federales les están causando daño: una encuesta de mayo, de PBS/Marist, muestra una caída de apoyo de 59% a 46%.
Hasta el movimiento MAGA, la base dura trumpista, se está enojando: las facciones aislacionistas, que se oponen a que Estados Unidos se involucre en guerras lejanas y exigen concentrarse en el propio país, se mostró adolorido por el bombardeo contra Irán; y Trump se enredó en la supuesta lista de pedófilos de Jeffrey Epstein, que usó como bandera y ahora quiere enterrar, con lo cual no solamente irrita a muchos de sus seguidores sino que se hace sospechoso para ellos.
En general, se tratan de tendencias que el trumpismo espera que no se consoliden pero, hasta ahora, apuntan a agudizarse: la sangría apenas empieza.