El VIH Sida surge en la década de los 80 del siglo pasado, con la falsa creencia de ser una enfermedad masculina. Sin embargo, ha ido en aumento la proporción de mujeres infectadas en comparación con los hombres. De las mujeres que tienen reacción serológica positiva al VIH, muchas están casadas y sólo han tenido un compañero sexual: su esposo.
Cuando una mujer casada es agredida por su marido, es más susceptible de contraer VIH SIDA debido a la violencia por género, tal como lo ha afirmado el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), a propósito del Día Mundial de la Lucha contra el VIH/SIDA, este 1 de diciembre.
Desde una mirada machista, puede creerse que las mujeres que más se contagian son quienes tienen muchas parejas sexuales. Pero la realidad es que son aquellas que tienen una sola pareja, un solo hombre del que nunca dudan y al que no le exigen preservativo.
Si ese hombre acostumbra tener varias parejas sexuales, es frecuente que contraiga VIH, y que contagie a su esposa. Se piensa que el matrimonio es un ámbito “seguro”, pero en muchos lugares acarrea para las mujeres grandes riesgos de infectarse.
En México, más del 30% de las mujeres diagnosticadas descubren su situación después de sus esposos. Como todas las epidemias y catástrofes mundiales, el VIH Sida tiende siempre a feminizarse, porque dentro de los contextos en los que ocurre impera el machismo que considera a las mujeres como seres de segunda, quienes deben sacrificarse ante los hombres al momento de recibir ayuda o de acceder a medicinas y tratamientos.
Las mujeres contagiadas de VIH por sus esposos, se enferman y mueren por las opresiones de género, que les obligan a aceptar ciegamente las disposiciones sexuales de sus maridos, con tal de ser excelentes esposas.
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