Hace 22 años, buscando el fortalecimiento de la cooperación internacional para la solución de los problemas que enfrentan los pueblos indígenas en temas como los Derechos Humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la salud y la educación, la Asamblea General de la Organización de las Naciones (ONU) Unidas estableció en 1994 el 9 de agosto como el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.
A pesar de que se reconoce la importancia de los pueblos indígenas en la humanidad, como depositarios de la diversidad cultural y como principales conservadores de la diversidad biológica del planeta, no por ello han dejado de ser tradicionalmente discriminados por el poder hegemónico y su pensamiento dominante.
Gran parte de los pueblos indígenas del mundo comparte una problemática común en cuanto a la violación, falta de reconocimiento y aplicación efectiva de sus derechos, con lo cual se constituyen en un grupo poblacional altamente vulnerable.
Lo más terrible de la discriminación contra las poblaciones indígenas es que aunque apenas representan el 5% de la población mundial, constituyen el 15% de la población más pobre. Este desbalance total se trata del innegable proceso de la indigenización de la pobreza.
Por ello es tan importante la conmemoración del Día Internacional de los pueblos indígenas.
En este 2016, la ONU determinó que el tema central en esta conmemoración resalte el derecho de los pueblos indígenas a la educación, el cual está protegido por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que en su artículo 14 dispone que "Los pueblos indígenas tienen derecho a establecer y controlar sus sistemas e instituciones docentes que impartan educación en sus propios idiomas, en consonancia con sus métodos culturales de enseñanza y aprendizaje".
El derecho de los pueblos indígenas a la educación también está protegido por otros instrumentos internacionales de derechos humanos, como la Declaración Universal de Derechos Humanos. El Objetivo 4 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible insta a asegurar el acceso igualitario a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional para las personas vulnerables, incluidas personas con discapacidad, pueblos indígenas e infancia en situaciones de vulnerabilidad.
A pesar de lo dispuesto en estos instrumentos, la mayoría de los pueblos indígenas no pueden ejercer plenamente el derecho a la educación, y existen graves disparidades en materia de educación entre los pueblos indígenas y la población en general.
En nuestro planeta existen más de 5 mil pueblos indígenas, que agrupan a 370 millones de personas del total de la población mundial. De ese total, 50 millones viven en América y constituyen el 12% de los habitantes del continente, de manera general, pero en algunas naciones alcanzan porcentajes de entre el 60 y el 80 por ciento del total nacional.
Entre los datos más relevantes que la Organización de las Naciones Unidas presenta sobre la marginación a las y los indígenas, se encuentra precisamente la pauperización. Los pueblos indígenas siguen siendo los más numerosos entre la población pobre, analfabeta y desempleada. Además, al alarmante porcentaje del 15 % de los pobres del mundo, se suma el hecho de que representan la tercera parte de los 900 millones de indigentes de las zonas rurales.
Otro lastre con el que cargan es el de la injusticia perpetua. Los pueblos indígenas padecen las consecuencias de la injusticia histórica reflejada en la colonización, la desposesión de sus tierras, territorios y recursos, la opresión y la discriminación, así como la falta de control de sus propios modos de vida. Aún en los países desarrollados, los pueblos indígenas casi invariablemente están a la zaga de la población no indígena en la mayoría de los indicadores del bienestar.
Estudios de las condiciones socioeconómicas de los pueblos indígenas de América Latina demuestran que ser indígena equivale a ser pobre, aun cuando hayan podido acumular capital humano (es decir, oportunidades de educación o capacitación), no pueden convertirlo en ganancias significativamente mayores, ni reducir la pobreza que los diferencia de la población no indígena.
En el apartado correspondiente a América Latina, el informe de la Organización de las Naciones Unidas dice sobre la condición de las poblaciones indígenas en México, que los índices de pobreza entre los indígenas mexicanos son 3.3 veces más altos que entre el resto de la población.
Para visibilizar toda la problemática padecida por las poblaciones indígenas, resulta fundamental un Día Internacional en el que podamos hacer consciencia mundialmente de la inmensa opresión que se padece al ser indígena, sin contar que a la condición de marginación por etnia, se suman otras exclusiones como el ser mujer, ser niña o niño, pertenecer a la adultez mayor, poseer una orientación sexo genérica no heterosexual o vivir con una discapacidad, entre otras dolorosas condiciones de exclusión.
@taniamezcor
FB: Tania Mezcor