Acabo de aventarme Narcos de Netflix como si fuera una muy prolongada película de Martin Scorsese y tengo que decirles que me hizo pensar muchísimo. El simple planteamiento de la historia de Pablo Escobar (en sus primeras dos temporadas) dentro de un contexto de corrupción generalizada contra algunos hombres de buenas intenciones, pero dudosos métodos me sacudió mucho. Los personajes están tan bien construidos y la historia tan bien contada que por fin entendí (sin que sea un documental) cómo puede funcionar algo tan perverso como aquello que llaman “La ruta de la cocaína”.
Por supuesto, Narcos no es cualquier narcoserie. Tiene valores de producción y actores de escala mundial que ya quisiera cualquier película del más alto presupuesto y de mejores intenciones. No es propiamente una telenovela, pues.
Pero algo les diré claramente, aunque amé a Wagner Moura como Pablo Escobar (sí, a pesar de su acento) en ningún momento me imaginé migrando a un mundo como el de él. Sin embargo, entendí claramente cómo es que tantas personas que se topan de frente con la desesperanza y la famosa decisión de “¿plata o plomo?” pueden y caen en ello convencidos de que no hay otra salida. Esa comprensión, me parece algo muy positivo.
Ahora, nuevamente nuestros amigos de A favor de lo mejor levantaron la voz para que no se le permita a las televisoras transmitir ninguna de estas series. Cosas como El señor de los cielos, La reina del sur, Rosario Tijeras o El Dandy no las quieren antes de la medianoche.
Extraña petición ahora que prácticamente todo se puede ver vía las OTT, en el momento que uno quiera. Pero irónicamente lógico a la vez, con este tipo de formatos la presión que antes se aplicaba contra lo que no consideraban lo mejor era a través de los anunciantes que o tienen muy cerca o son parte del grupo.
Antes esa era la mejor forma de acabar con un proyecto. Ahora, digamos que empezamos a ver cómo los nuevos alcances de la tecnología empiezan también a cambiar las cosas en ese sentido. Ahora la petición fue directo a Osorio Chong, aunque difícilmente podría hacer algo contra los sistemas de streaming. Pero la pelea no cesa.
Ahora, hay que entender algo acerca de la retórica de las narcoseries. No están más diseñadas para ser apología como lo fue El padrino para la mafia. De que pueden crear prototipos e ideas respecto a lo que es un héroe en estos tiempos donde los mejores personajes son, sin duda alguna, los antihéroes.
Pero creo que atacar el reflejo del problema y no al problema en sí es un poco ciego.
Ahí no está la solución a nuestras tragedias con el crimen organizado.
¿En serio?
¿Nos va a llevar con toda su ira y sus fuerzas el huracán Brangelina otra vez? ¿Cuánto durará este round de especulaciones? ¿Cuántos millones de revistas venderán este chistecito?
Twitter: @SusanaMoscatel