Llegan al fin los Thunderbolts al mundo, y ha sido muy interesante ver cómo, desde que Avengers se nos fueron por culpa de Thanos, han sido pocos los momentos en los que la magia se recupera.
Hay ejemplos como Los Guardianes de la Galaxia y Deadpool vs. Wolverine, donde el heroísmo es una consecuencia de sus particularidades y acciones. Y es que en estos tiempos nos gustan un tanto caóticos, conflictuados y no siempre del todo comprendidos nuestros personajes que salvarán (o no) al mundo en la pantalla grande.
Por eso cuando la plática larga y encantadora que tuve con David Harbour (Alexei en Thunderbolts) se tornó a “las mentes que son distintas” logramos coincidir el actor, la reportera y el personaje que esto que llaman neurodivergencia puede ser, al ser bien entendida y trabajada, nuestro propio superpoder.
“Yo mismo he sufrido de lo que mucha gente define enfermedad mental —me dijo David—, y he descubierto que es lo que nos puede también hacer darnos cuenta de lo importante que es comprender nuestra neurodiversidad de una manera en la que la gente clásicamente sana no suele ver. Es muy interesante, y podría hablar de eso todo el día, pero analizar a donde la gente que catalogan como sana han llevado al mundo. Y luego, lo que la gente menos sana mentalmente ha logrado hacer para el bien del mundo. Lo que pasa por equilibrio mental muchas veces puede demostrarse con una crueldad banal o interés personal.
Me parece muy interesante escuchar a distintas voces que se supone que están rotas y crear un paradigma”.
Con lo que hablamos y hablaremos de Thunderbolts, el cine de acción y entretenimiento, esto es con lo que me quedo más feliz y reivindicada. Sí, me identifiqué, y sospecho que millones de personas que vean la cinta con esta perspectiva sentirán lo mismo.
