“Gracias por ser amables con Elmo y con toda la gente de la vecindad. Elmo los ama”. Eso decían las redes sociales del muppet dirigido a los más pequeños, quien por unas horas sufrió un hackeo en el que lo tenían diciendo cosas espantosas y políticamente grotescas.
No estoy aquí para repetir esos mensajes. Asumo que, en gran parte, eso es lo que querían los hackers, que muchos llaman de extrema derecha y otros piensan que ya se encontraron del otro lado con los de la izquierda absoluta, y que no obedecían a ninguna ideología más que a la del odio.
Por eso lo hicieron y por eso, uno pensaría, que no sería necesario explicarle la diferencia a miles de internautas que Elmo realmente no dijo eso y se arrepintió. Pero escudados en el juego de la ignorancia, muchos dijeron que “nunca le perdonarían lo que dijo”, que todo mundo usa el pretexto de: “Me hackearon” cuando se equivocan y que Elmo debía sostener lo dicho.
Luego, esas personas se pelearon con los que apuntaban que Elmo tiene solo tres años.
Que Elmo no nos ha dado razón para creer que así piensa. O peor aún, que Elmo tenía razón de haberse expresado como lo hizo.
Sí. Elmo. No dejen que los niños lean esto a continuación, pero les tenemos una terrible noticia: Elmo no es real. Lo que sí es verdadero y constante es que nadie cree ya en las disculpas de nadie. Que hay demasiadas personas que gozaron de la “confusión” porque coinciden con lo dicho y que, en realidad, el deporte mundial de pelear en redes sociales nos tiene demasiado ocupados como para poder resolver los problemas verdaderos.
Así que, por favor, dejemos a Elmo en paz.
Aunque nos duela saber que el personaje tiene más credibilidad e integridad que casi cualquier humano, lo preocupante es que a nosotros sí nos gana el odio y la descalificación, hasta en el entretenimiento.
