Primero que nada, les cuento que esto lo escribe alguien que salió volando en el parque ayer, al pisar un hoyo que probablemente los mismos perros que estaba paseando escarbaron. Después del susto y la breve reconstrucción de mi orgullo, me tuve que reír de mi misma. No estaba, sin embargo, con los ojos del mundo en una pasarela europea, como fue el caso de Belinda, quien se volvió en un momento en la nota más leída de la mayoría de los portales y tendencia en redes sociales. Pareciera que a mucha gente le dio risa ese resbalón, lo cual me llevó a preguntarme: ¿somos una porquería como seres humanos?
Resulta que no. Si bien Belinda es un personaje que siempre causa reacciones extremas, lo que le pasó es una de las cosas con las que más nos identificamos, y por eso, para empezar, da risa. Decidí asomarme a estudios que explican por qué esos videos de otros dándose de catorrazos nos hacen reír tanto, y me gustaron algunas de las respuestas en artículos académicos.
William F. Fry, psiquiatra y analista de risa de la Universidad de Stanford, explicó que la descontextualización de lo que esperamos que ocurra causa gracia por la sorpresa, sobre todo cuando no es grave. Si alguien cae de un edificio de 10 pisos nadie (en su sano juicio) se ríe. La “incongruencia” de los movimientos y expresiones de alguien que va directo al piso despierta acciones neuronales en los observadores y eso nos lleva a la risa por lo que solo podemos interpretar como absurdo. Los estudios son fascinantes, el hecho de que nos reímos de alivio porque no nos pasó a nosotros también explica mucho de nuestras reacciones inconscientes.
Así que, mi querida Belinda, cualquier risa sana es contigo y no de ti. Y no, según la ciencia, no somos una porquería de personas por esto.