Hay una consigna inevitable en las plataformas de streaming, ya sean de audio o de video: “Hay que conseguir anunciantes y pronto”. ¿Y cómo no? Si ya es casi imposible tener un servicio sin ellos a menos que estemos dispuestos a derrochar fortunas en suscripciones premium. Es verdad, este mundo se reinventó a sí mismo y ahora es el primo hermano de la televisión por cable de ayer. Solo que hay un serio problema. ¡No existen suficientes anunciantes a quienes les haga sentido invertir sus fortunas ahí! Así que en estas alturas vemos uno de tres escenarios: Uno: Interrumpen tu programación favorita para decirte que no tendrías por qué aguantar que interrumpieran tu programación si no fueras así de tacaño y pagaras más.
Dos: Te recetan anuncios del resto de la programación que podrías estar viendo como si promoverse a sí mismos ante los clientes que ya tienen fuera una gran estrategia para molestarnos.
Tres: Sí meten anuncios, que no puedes adelantar y que en muchos casos reinician si lo intentas o te llevan a música aun más enemiga de las “pausas comerciales”, rompes las reglas del ritmo y la manera de consumir streaming. Entiendo que es necesaria la publicidad en este modelo de negocios y supongo que esta es una etapa más, incluso en redes sociales, pero de un rato para acá hay varios anuncios que son tan pero tan molestos, que no entiendo en que están pensando. ¿Será que se está usando la publicidad ajena para que compres suscripciones más caras como objetivo? Todo y nada nuevo bajo el sol de los medios.