Debemos reconocer que el cambio climático representa una realidad ineludible y, por lo tanto, la única opción viable es mitigar y adaptarse al fenómeno. No se trata de filantropía o un capricho político; la situación del país y del mundo es clara: si queremos evitar las peores consecuencias del calentamiento global, es necesario reducir las emisiones de bióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, como lo advierte el Quinto Reporte de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés).
Esta difícil situación es un hecho que tenemos que reconocer rápida y responsablemente para poder actuar en consecuencia. México se reconoce a sí mismo como un país muy vulnerable a los efectos del cambio climático, por lo que resulta consecuente que asumamos las decisiones y acciones requeridas para mitigar el fenómeno.
Dicho objetivo de mitigación solo puede llevarse a cabo a través de una estrategia coordinada, eficiente y consecuente, si queremos garantizar que el camino a seguir sea hacia un futuro sustentable. De esta manera, una política de mitigación efectiva conlleva inevitablemente la diversificación de la matriz energética por parte de las naciones del mundo.
Tuve la oportunidad de presenciar el evento más importante y trascendental de los últimos siglos de la humanidad, en donde más de 195 países se congregaron para decir sí a la vida. Me refiero a la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, la cual se realizó en la ciudad de París, Francia.
El evento reunió a miles de personas de la sociedad civil, ONG, delegaciones integradas por el poder Ejecutivo y Legislativo y empresarios con un mismo propósito: firmar un acuerdo que nos garantice que nuestro planeta ya no sufra el gran problema del cambio climático.
La Conferencia de las Partes es la máxima autoridad con capacidad de decisión, que tiene como objetivo principal alcanzar acuerdos internacionales para reducir las emisiones.
Dado que el Protocolo de Kioto llega a su fin en 2020, cada año se reúnen en esta Conferencia de Partes aproximadamente 200 países, durante dos semanas, para examinar y negociar un nuevo acuerdo internacional vinculatorio que evite el aumento de la temperatura por más de dos grados centígrados antes de que finalice este siglo.
Fueron dos semanas llenas de reuniones, pero todo centrado en las negociaciones principales para elaborar el texto del Acuerdo de París, el cual fue aprobado el sábado 12 de diciembre. El acuerdo, de 55 hojas, se encontraba en su mayoría entre corchetes ya que las redacciones tenían varias propuestas, y por ello las negociaciones fueron tan largas y desgastantes, pero muy interesantes.
El evento logró concentrar a personalidades como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; el presidente de la COP21 y ministro de Relaciones Exteriores y de Desarrollo Internacional de Francia, Laurent Fabius Verified, y los presidentes de México, Enrique Peña Nieto; de Estados Unidos, Barack Obama; de China, Xi Jinping; de Francia, François Hollande, y de Alemania, Angela Merkel, así como el príncipe Carlos, el actor Leonardo DiCaprio, y el ex gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, entre otros personajes.
Al llegar a la sede de la COP21 te encuentras con la seguridad usual en estos eventos organizados por la ONU, pero los reprobables actos terroristas ocurridos en París a solo dos semanas de la COP21, hicieron que la seguridad se incrementara en las calles y lugares concurridos de París. El primer día se realizó la inauguración de la COP21 con la participación de más de 150 jefes de Estado y el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, fue invitado a presidir el Segundo Segmento de la Inauguración de Alto Nivel, reafirmando su compromiso con las metas de reducción de gases. Los mensajes de los principales jefes de Estado de países con mayores emisiones nos dieron esperanza, ya que todos declararon su compromiso con las energías renovables y con el objetivo de reducir emisiones de gases de efecto invernadero; reafirmaron que era nuestra última oportunidad de modificar el rumbo del planeta.
Durante los siguientes días se realizaron diversas reuniones sobre temas como energía, adaptación, mitigación, financiamiento, seguridad alimentaria, salud, género, derechos humanos, bosques, contribuciones nacionales determinadas (INDC); se hicieron análisis de regiones como África, países insulares vulnerables, la India; también se inauguró el espacio para la sociedad civil en donde no era necesario contar con una acreditación oficial expedida por la ONU para participar en estos eventos organizados por ONG de todo el mundo.
Como presidenta de la Comisión Especial de Cambio Climático participé en la Cumbre de Legisladores de GLOBE Internacional y la Unión Interparlamentaria, las cuales tuvieron como sede la Asamblea Nacional de Francia, en donde participamos casi 300 parlamentarios de 65 países y escuchamos a personajes como el presidente de la UIP, Saber Chowdhury; José Ángel Gurría, presidente de la OCDE; Helen Clarck, administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y a científicos y especialistas en la materia.
El objetivo principal de la Cumbre fue resaltar la importancia del papel de los legisladores para aprobar los acuerdos internacionales, presupuestos, adaptación y mitigación al cambio climático; reducción de riesgos y desastres. Nos advirtieron de los graves riesgos que enfrentará la humanidad si no modificamos nuestro modelo de desarrollo de manera urgente.
México siguió demostrando un gran liderazgo al invitar a los países a que se sumaran a la solicitud de que el tema de derechos humanos se mantuviera en el texto del acuerdo, y también formó parte del grupo de 90 países que estaban de acuerdo en concretar un acuerdo ambicioso.
La segunda semana de negociación resultó ser la más tensa, sería la culminación de un proceso que comenzó con la COP16 en Cancún, y que tras cinco años se concretaría en la aprobación o rechazo de un Acuerdo.
Se presentó un primer borrador del acuerdo y sobre ese las negociaciones se hicieron cada vez más específicas, concluyendo el 12 de diciembre en donde el presidente de la COP21, Lauren Fabius, anunció que ante algunos cambios en la traducción de la versión final a los idiomas de la ONU se declaraba el documento como aprobado; fue un día de júbilo, de gran entusiasmo pero también de gran compromiso y responsabilidad ya que continúa la etapa con mayores retos: la implementación.
Para finalizar, hace falta un gran compromiso de la sociedad y medios de comunicación para difundir e informar sobre la gravedad de este fenómeno: el cambio climático.
Senadora del PAN
Twitter: @Silvia_Garza