El gobierno mexicano ya se había endeudado a niveles históricos y los analistas ya lo habían notado.
El país ya no tenía muchas oportunidades de mejorar su calificación crediticia, ya debía mucho. El precio del petróleo ya andaba muy bajo. Las malas noticias económicas ya habían requerido miles de litros de tinta para llenar las planas de los diarios, incluso de los más optimistas.
El dólar ya había llegado a los 17 pesos. Ya había ganado terreno (como dicen los que saben) frente a la divisa nacional (así dicen ¿no?). El dólar ya había subido porque, parece, es lo único que hace desde hace un buen. Eso y comprar voluntades en este lado de la frontera.
Ya existía un muro entre un país y otro. Ya había un problema de migración tremendo. Pistoleros en Texas ya intentaban cazar indocumentados mientras que en Tamaulipas, ya había quien masacrara a aquellos que soñaban con huir de la cruenta violencia económica, esa que los enviaba al exilio y al matadero, que para este caso fue lo mismo.
Ya había deportaciones. La cifra de personas expulsadas ya acariciaba los cinco millones (tan solo desde el año 2000 hasta hace unos meses). Ya se hablaba de los niños que eran separados de sus padres, de los que andaban solos en un país desconocido, de los que sufrían sin tener vela en el entierro.
Acá, los huercos ya pedían monedas en los cruceros. Ya dejaban la escuela. Ya tenían que ayudarles a sus papás porque el maíz importado, la tortilla que es el pan de cada día, cada día estaba más caro. Cada día está más caro. Las indígenas ya parían a las afueras de los hospitales. Los ancianos ya estaban obligados a conseguir chamba de paleteros o de veladores o de cualquier cosa para, a la hora de la hora, tener en qué caerse muertos. En fin, la gente ya moría de hambre.
Los pobladores ya se armaban cansados de las extorsiones, secuestros y de los asesinatos. Ya había presos políticos y políticos que deberían estar presos, ya había fraudes electorales, ya había guerrilla, ya había bastante rabia en la calle.
En pocas palabras, ya estábamos jodidos mucho tiempo antes de que Donald Trump apareciera como una pequeña posibilidad electoral. ¡Pobrecito Trump que lo convertimos en nuestro chivo expiatorio!
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