Albert Camus ganó el Premio Nobel de Literatura en 1957. Unos días después de ganar dicha distinción escribió la siguiente carta.
“Querido señor Germain: Esperé a que se apagara un poco el ruido de todos estos días antes de hablarle de todo corazón.
He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido.
Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted.
Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza no hubiese sucedido nada de esto.
No es que le dé demasiada importancia a un honor de este tipo.
Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser un alumno agradecido. Un abrazo con todas mis fuerzas”.
Era la forma en la que uno de los escritores más jóvenes en ganar el Premio Nobel de Literatura le decía gracias a su maestro de la infancia; aquel que dedicó tiempo a un niño de origen humilde cuyo padre había fallecido en la guerra y cuya madre no sabía leer ni escribir y no podía escuchar.
Ayer, en Madero, Tamaulipas, la ciudad se despidió de un hombre que fue de la política y que fue de la educación.
Agustín de la Huerta “Guty”, fue un hombre que en el ámbito educativo dirigió la formación de miles de tamaulipecos y que en la arena política enfrentó al poder hegemónico del estado con la genuina convicción de que las cosas se podían hacer mejor.
En la política no se puede arreglar el mundo, pero sí impactar, directa o indirectamente, la vida de muchísimas personas. En la educación el impacto siempre es de fondo.
Ayer que veía a una parte de la comunidad del Grupo Educativo Madero, veía su legado.
Miles de historias de vida se construyeron, se construyen y se construirán en esas paredes, y como en la carta de Camus, estoy seguro de que muchos de los que han pasado por las filas de la Prepa Madero y de los otros niveles educativos del Grupo, le guardan un profundo agradecimiento a ese formador de generaciones.
Descanse en paz Don Agustín de la Huerta; un abrazo para su señora esposa, para su hija Lorena y para mis amigos Guty y Alejandro, y para toda su familia.
Descanse en paz un hombre de lucha y de amor por la vida, de democracia y enseñanza, del PAN y de Madero.
