Que el odio, en todas sus manifestaciones, termine. El odio que precede al genocidio pero también el que antecede las peores manifestaciones de hostilidad contra el otro. El odio que crea minusválidos sociales, que deshumaniza al que cree en un Dios diferente, es el que debemos erradicar.
El que por alguna razón, por alguna inexplicable razón, se ha incrementado exponencialmente en todas las latitudes. Ese mismo que llevó a toda una sociedad a destruir a los judíos. El que entendió como su propio límite la tolerancia pero no el respeto irrestricto.
El que no ha entendido que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos, independientemente de su credo, su preferencia sexual o su color de piel. “El odio se mueve –dice Carolin Emcke- hacia arriba o hacia abajo […] siempre es la categoría de lo otro la que oprime o amenaza lo propio; lo otro se concibe como la fantasía de un poder supuestamente peligroso o de algo supuestamente inferior”.
Que los estereotipos se acaben. Que los seres humanos dejemos de “etiquetarnos” apodos, adjetivos, sobrenombres, burlas. Esos sentimientos hostiles devalúan al ser humano y destruye el piso base de todo entendimiento, afectando el presente y el futuro inmediato.
Los estereotipos van a la par de los prejuicios y, unidos, se convierten en el odio más irracional basado en el desconocimiento o en el conocimiento anticipado –pero errado- del otro.
Que el fanatismo se erradique. Si existe algo que permite las condiciones mínimas para que el odio germine es el fanatismo. Es algo –dice Carolin Emcke- mucho más peligroso que los prejuicios.
El fanatismo es el rechazo cada vez mayor hacia aquellos que poseen una creencia religiosa –o ninguna-. Es el desprecio creciente por todo lo que se entiende por distinta y que termina por enfermar aún más a la sociedad.
El fanatismo se alimenta de los prejuicios y éstos a su vez, se alimentan de los estereotipos de una sociedad mal informada y de medios de comunicación cuyo odio lo revelan en las persecuciones contra los grupos minoritarios.
De corazón, espero que todos estos sentimientos hostiles se terminen en el año 2020, porque nada destruye más la dignidad de la persona, como éstos.
