Algunas definiciones aseguran que esta palabra relaciona algo fuera de lo común, algo extremadamente delicado o algo relacionado con el cielo. Me quedo con la primera y tercera definición. Ese algo fuera de lo común, eso algo extraordinario, eso algo más allá de la materia, puede ser Dios y puede ser la fe. Entonces quizá la palabra está más relacionada con estos conceptos porque se relaciona con el cielo.
Lo etéreo trasciende al tiempo y al espacio pero necesita de estas condiciones para alcanzar su fin. Si la fe es en Dios y el Creador tiene un plan, entonces ese plan necesariamente será algo etéreo, algo fuera de lo común, algo incluso inentendible desde la perspectiva humana y por eso se requiere de fe para entenderlo.
Con la fe en el corazón y en la razón del ser humano (porque debe de razonarse la fe entendido este ejercicio como la acción del individuo para encontrar las causas y motivos que animan su vida), el ser del hombre se transforma en un ser creyente y en el ejercicio de su derecho, ejerce la libertad de creer en ese plan eterno realizado por Dios.
Ese ser ahora participa de las formas y creencias religiosas sin alterar su razón y su pensamiento lógico porque en eso consiste el auténtico cristianismo: en el respeto irrestricto de la libertad del ser humano con la fe misma.
Ese plan se manifiesta cada cierto tiempo. Se da a conocer cada cierto tiempo. Y cuando el tiempo ha llegado, aquella figura escogida por Dios para dar a conocer ese plan ejerce la facultad otorgada por Dios para configurar las acciones y diseñar las estrategias.
Esa persona elegida también es un ser etéreo, nuevamente considerado como algo fuera de lo común. Eventualmente, cada cierto tiempo a lo largo de la historia de la humanidad, Dios hace estas y otras cosas para acercar al ser humano a su plan divino.
Para los creyentes de La Luz del Mundo, esa figura elegida por Dios para el apostolado lleva por nombre Naasón Joaquín García.
En estos momentos, justo a pocos días de un aniversario más de su nacimiento, los más de cinco millones de creyentes de la Iglesia se unen en oración para agradecer al Creador por la vida del apóstol, por su salud y, seguramente, por su pronta liberación.
