Uno. Los incitadores del odio escriben desde el anonimato las redes sociales y el Internet para tener mayor alcance al transmitir su odio. La llegada del mundo digital creó las condiciones para la exponenciación del odio porque el anonimato, la falsa sensación de distancia y sentir el poder de decir lo que se quiera sin enfrentar consecuencias, equivoca la percepción e idea que lo que se dice en el mundo online no tiene repercusiones en el mundo offline.
Dos. Los medios de comunicación y los líderes políticos son más peligros y hay que tenerlos en cuenta a la hora de identificar a los propagadores del odio. Este sentimiento antihumano lo generan los grupos de ultraderecha o ultraizquierda, los radicales, los extremistas, pero también lo genera los medios de comunicación, los reporteros que toman como personal una supuesta causa justa pero que en realidad tienen intereses bastardos pagados con dinero de quién sabe quién. Estos actores tienen mucho mayor responsabilidad al emitir juicios de valor y manipular la noticia y, por ende, ahí es donde debemos poner atención al discurso. A modo de ejemplo, “… la constante vinculación, más o menos sutil, de muchos medios entre terrorismo e islam contribuye enormemente a generar intolerancia y hostilidad hacia las personas de religión musulmana”.
Tres. La motivación. El perpetrador tiene una motivación única y exclusiva y eso representa el elemento central del odio. Si conocemos esa motivación entenderemos el porqué el perpetrador insiste de manera constante a tergiversar, a sesgar, a mentir, a vincular a un grupo determinado con descalificaciones que provocan más intolerancia y más discriminación.
Cuatro. Las palabras. Los autores de delitos de odio con frecuencia expresan sus prejuicios antes, durante y después del acto delictivo. Esos prejuicios se manifiestan a través del lenguaje y de las palabras, así como los símbolos.
Existen otros elementos para identificar el odio que van de la mano con el espacio, el lugar, la gratuidad de odio, etcétera. Y ante esto, cómo se debe de reaccionar para romper con el círculo inhumano del odio contra el otro. Eso le veremos la semana que entra.
Sara S. Pozos Bravo