El mejor frente es el que más te conviene: representa tus intereses, expresa tus convicciones, despliega creativamente tu narrativa, convierte en acciones políticas y gobierno tus pulsos ciudadanos, traduce y tropicaliza tu agenda y tiene puertas de acceso para decidir tu estancia en él.
Y hay de frentes a frentes. Unos hablan en tu nombre y otros te excluyen o intentan hacerlo con tu participación y tu inteligencia.
Y hay otros frentecitos. Como alguno constituido para evadir ser sujeto al radar del marco normativo electoral que imposibilita hablar de coaliciones en situaciones previas a una precampaña.
Unos te interpretan adecuadamente; otros se oponen a tu hermenéutica previa y se convierten entonces en los adversarios.
La sociedad civil y su constitutiva civilidad ciudadana es un espacio político en disputa. No es distante de la vida política en la historia de los movimientos sociales ni de las instituciones que han nacido de ellas. Con y sin sangre. Desde algunas agrupaciones con intenciones de constituirse en frentes ciudadanos —con actores partidistas predominantes— se considera y actúa con una retórica reiterativa del mismo apetito hegemónico de siempre. Vean las caras y lean los nombres. ¿El tricolor? No bueno.
De aquí que si de todas maneras habrá una competitiva confrontación electoral, unos preferimos el frente empujado por un movimiento social amplio y capacidad de partido en control del Estado respecto de quienes acuden al mercado de la politiquería para intentar la reivindicación de que la mayoría de sus dirigentes son, básicamente, los mismos políticos de siempre.
En la visión tradicional de la política, la ciudadanía es lejana, es neutra y distante del poder, es un recurso electoral para alcanzarlo. No es simpático a una inocente ciudadanía, de la cual podemos formar parte, la noción de que el poder, las candidaturas, son privilegio exclusivo del mecanismo de control de partido y de acceso al poder del Estado. Por ley, la parte tiene legitimidad para controlar el ejercicio matizado del todo.
Claudia Sheinbaum el miércoles, al llegar a Jojutla, Morelos, es tan sintética como directa sobre el momento que se vive: en el Frente Amplio por México “van tarde y con sueño”. El ex consejero electoral Marco Baños reconoció, "vamos a contra reloj”, en la presentación del Comité Organizador del proceso de esta agrupación para elegir a quien represente a la alianza opositora en el 2024. La ciudadanía tendrá la última palabra
Desde la derecha se recurre al pasado para buscar un mínimo de cohesión en busca de la soñada aceptabilidad del presente; los otros, con un posicionamiento y organización demoscópica y verificablemente mayoritaria demuestran cercanía con la mayor parte de la sociedad civil.
Hay proyecto y hay equipo, como ocurre con ese frente intentado incipientemente por la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, en el corazón de las alcaldías Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc para recordar que las encuestas capitalinas, como las nacionales, sitúan a las capitalinas o las iztapalapenses, en el centro de la definición de los frentes por venir.