El presidente de Estados Unidos se jacta de ser lo máximo, un redentor... Pero sus actos de inauguración fueron anodinos, fríos y desairados. ¿Mal augurio?
Llegó con 40% de aprobación. Obama tuvo 84%, Bush 61% y Clinton 67%. Millones, en especial mujeres, protestan en su contra. Y empezará el desgaste propio del ejercicio de su investidura, que con tuits difícilmente revertirá, pues éstos no son actos de gobierno.
Su discurso, sin sorpresas, fue demagógico, populista y patriotero. En su diagnóstico falaz y mesiánico dibujó una nación sin valores, en crisis generalizada y derrotada por el orden internacional. Soslayó que, pese a retos y dificultades, por la fuerza de sus principios liberales, sociedad plural, instituciones democráticas, estado de derecho y compromiso con el mercado y el comercio, la mayoría de estadunidenses considera que Estados Unidos sigue siendo vanguardia del mundo.
En su insensatez maniquea insinuó que nada bueno se hizo por los gobiernos pasados y olvidó que, por casi 3 millones, el voto popular no le favoreció. Perdió inmejorable oportunidad de convocar a la unidad en lo fundamental, con propuestas sólidas y no retóricas, a un pueblo que es multicultural y no solo de mujeres y hombres blancos resentidos.
Nada intentó por acercar a los grupos que ofendió en campaña. Más allá de sus acostumbradas promesas proteccionistas y autárquicas, ni una sola política pública concreta y ordenada pudo definir.
Más de 70 congresistas faltaron a la ceremonia por sus descalificaciones a John Lewis, emblema en la lucha por los derechos civiles; la explanada del Capitolio lejos quedó de lucir repleta; las gradas del desfile estuvieron vacías, y solo cuatro galas de conmemoración se organizaron cuando con Obama fueron 14.
Pero eso sí, el presidente muy orondo bailó “My way”, inmortalizada por Sinatra. Y ya que gusta de este artista, ojalá escuchara su interpretación: “What is America to me”, que entre sus letras apunta: “… la democracia… todas las razas y religiones… y el derecho a decir lo que pienso…”.
Que Dios bendiga a Estados Unidos, como dijo el recién ungido. Pero también a las naciones que abrazan las causas de la libertad y la democracia. La historia muestra que unidas ha sido posible derrotar las peores amenazas totalitarias y extremistas que la humanidad haya conocido.
Mientras tanto, en mi comunidad de migrantes en California estamos preparados para defender nuestra dignidad con la ley en la mano.
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