Política

¿Y los países exitosos? ¿Qué son?

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La lapidaria condena del neoliberalismo que lanzan los apóstoles de la 4T no distingue fronteras ni latitudes ni categorías ni condiciones particulares. Hace tabula rasa de todos. A unos y otros los coloca en el apartado de los sufridos, de los damnificados, de los agraviados. Los únicos beneficiarios serían unos cuantos —los de arriba, obligadamente minoritarios— y el resto de los individuos de la especie serían víctimas de un modelo depredador y esencialmente injusto.

Y sí, el capitalismo no es una doctrina precisamente compasiva y promueve abiertamente la ambición de los hombres (o, por lo menos, la reconoce como una fuerza que los mueve a emprender acciones para poseer más bienes, para atesorar objetos y alcanzar más placeres a través del desenfadado disfrute de lo material). Pero, al mismo tiempo, los procederes del libre mercado se sujetan a reglas muy estrictas. El comercio está regulado, la competencia entre los diferentes actores económicos se garantiza gracias a la supervisión de agencias y organismos gubernamentales, los derechos de los consumidores se aseguran de la misma manera, los propios trabajadores merecen la protección de las leyes y el Estado participa activamente cuando su intervención es necesaria.

No es en manera alguna un modelo perfecto. Hay países, sin embargo, que han alcanzado admirables niveles de desarrollo social y cuyas poblaciones exhiben incuestionables niveles de felicidad gracias a ese mismo sistema. El primer componente de la receta, en los casos de estas naciones exitosas, es la preeminencia de la ley por encima de los intereses particulares y la existencia de un aparato público capaz de procurar justicia a todos los ciudadanos por igual.

El capitalismo salvaje no tiene lugar alguno en las sociedades democráticas avanzadas y es precisamente esa versión del libre mercado, desregulada e impune, la que hemos padecido aquí, en un país sin reglas claras sojuzgado por politicastros saqueadores y empresarios abusivamente amparados por el poder político gracias a las complicidades que han logrado tejer. El “neoliberalismo” no es eso. Es una cosa bien diferente. Pero, bueno, la edificación de nuevos mitos necesita siempre de un enemigo a vencer.

revueltas@mac.com

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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