Escenario complejo para nuestro país. Por todos lados surgen pleitos, discusiones estériles, desacuerdos políticos, abusos de autoridad, administraciones públicas estatales, federales y municipales en el caos. En todo este entramado está de por medio el poder, el deseo obsesivo por retenerlo o al menos estar cerca de él, un poder que corrompe a sabiendas que el tema de la transparencia en este país es letra muerta. Ex gobernadores señalados de tantas cosas que es difícil tener presentes las acusaciones que pesan sobre Tomás Yarrington, Roberto Borge, Fidel Herrera, Javier Duarte, César Duarte y otros tantos ex gobernadores en donde el común es la opacidad en los juicios que se les siguen, la crisis social en la que dejan a sus estados; Chihuahua, Veracruz, Tamaulipas y una impartición de justicia lenta y desesperante.
La asamblea legislativa de la CDMX, la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores están convertidas en estos momentos en verdaderas pistas de circo en las que se escenifican espectáculos bochornosos que nos hablan del bajísimo nivel de diálogo y la ausencia de acuerdos. Estas escenificaciones tienen como eje central la obsesión por el poder y ponen de manifiesto el desinterés y el desprecio por la ciudadanía a la que representan.
La Procuraduría General de la República (PGR) no tiene titular, pero tiene encargado de despacho, la Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) no tiene titular y en la Fiscalía Anticorrupción hay un vacío de poder imposible de explicar en un país como México.
En las tres la opacidad ha sido la constante y la crisis social se ve reflejada principalmente en esas instituciones y en las organizaciones de la sociedad civil.
El temblor en amplias zonas del país trajo consigo un sentimiento de unidad renovado, la solidaridad entre diferentes grupos sociales, una espiritualidad compartida ante la desgracia, mostró lo mejor de nosotros mismos, pero puso de manifiesto la miseria en la que se mueve una clase político integrada en todos los partidos que no ha querido o no ha podido transparentar los apoyos nacionales e internacionales y cómo se harán llegar a los damnificados.
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