López Obrador va a dinamitar México antes de dejar la Presidencia en el 2024 si el voto no le favorece. Y quizá aunque le favorezca; AMLO ya no entiende al mundo sin los reflectores del puesto, sin que el discurso gravite únicamente sobre sí mismo. Vaya, pasadas las elecciones, quizá esté dispuesto a entregar el cargo, pero nunca el poder.
Durante el primer maximato mexicano Plutarco Elías Calles, al terminar su periodo en 1928, se aseguró de dejarle la silla a personajes débiles y enteramente manipulables: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez fueron, más que sucesores, lacayos. Entonces los presidentes vivían en el castillo de Chapultepec, porque el Palacio frente al Zócalo quedó tabuado al haber sido la morada de Porfirio Díaz. Calles, quien en algún punto se mudó justo frente al castillo, siguió ejerciendo el poder a cabalidad; gobernadores, generales y hasta secretarios de Estado hacían antesala en su casa, por lo cual algún sátiro pintarrajeó en las murallas de Chapultepec un dardo que ha pasado a la historia: “Aquí vive el presidente, el que manda, vive enfrente”.
El mandato de facto de Calles terminó hasta 1934, cuando Lázaro Cárdenas ganó la presidencia. Calles, seguro de la lealtad del michoacano, le quiso imponer nombramientos en secretarías y gubernaturas como había hecho con todos sus patiños anteriores, hasta que Cárdenas, quien no se veía de florero, fue a sacarlo de su casa en pijama para subirlo a un avión militar rumbo a San Diego, pasando a purgar del gobierno a todos sus leales.
No sabemos a dónde se va a mudar López, aunque muchos deseamos que se vaya para siempre a su finca en Palenque. Lo que sí sabemos es que, al igual que Calles, su intención es seguir gobernando mediante interpósito florero. Liderando los momios de la ignominia se encuentra su regenta en la Ciudad de México, quien hace su no-campaña presumiendo sin el menor pudor su anhelado dedazo: Es Claudia. Es Claudia tiene más de un año de haberse transformado en una parodia semoviente de López Obrador, logrando la hazaña de ser más irritante que el original. Es Claudia no ha presentado plan de gobierno alguno, ni sabemos cuáles serán sus prioridades o siquiera sus intereses políticos, dedicándose casi exclusivamente a afirmarle una y otra vez a su tlatoani que jamás lo sustituirá, sino que le dará continuidad cabal a su proyecto. Así de claro lo dijo el pasado fin de semana.
En un cercano segundo lugar se encuentra Adán Augusto López, quien de vez en cuando le da a Es Claudia sus quienvives en el fino arte de cromar tanates presidenciales. Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal hacen lo que pueden, pero en sus inexistentes corazoncitos saben que el Peje los ve a los dos con caras de Cuauhtémoc Cárdenas.
La tortura va para largo. López va a retrasar lo más que pueda el vuelo de los reflectores que, hasta que el dedo ungidor resucitado de la vieja dictadura los separe, le pertenecen casi enteramente a él. Vamos a ver qué tanto aguanta cuando ya no los tenga; mientras, la durísima carrera de reptaje en decúbito prono permanece abierta. Y que gane el peor.