Era difícil imaginar el regreso del pinochetismo y más todavía que ocurriera gracias al voto mayoritario.
Sin embargo, el desfondamiento del centro político en Chile hizo que, como está sucediendo en tantas otras naciones, los extremos ganaran para sí todo el protagonismo. El día de ayer resultó triunfador de la primera ronda para las elecciones presidenciales José Antonio Kast, líder político de la ultraderecha, admirador del legado de Augusto Pinochet y simpatizante de Vox, fuerza que comparte ideas parecidas en España, respecto de la herencia política del dictador Francisco Franco.
En segundo lugar arribó Gabriel Boric, un joven de 35 años que en una década saltó de ser líder universitario a candidato presidencial. Él representa la crítica implacable que su generación ha hecho contra la transición democrática chilena.
La segunda vuelta será el domingo 19 de diciembre y los resultados son predecibles.
Ayer quedó en tercer lugar Franco Parsi, otro líder afín al pinochetismo, quien vive en EU porque fue acusado de defraudación. Él asegura sufrir una cacería política en su contra, lo cual le valió para poder hacer campaña sin visitar su país.
Detrás suyo llegó Sebastián Sichel que, al momento de asumir su derrota, aprovechó para negarle públicamente el voto a Boric en la segunda vuelta.
Si, como cabe prever, Parsi y Sichel se adhieren a la candidatura de Kast, el pinochetista será el próximo presidente chileno.
Las preferencias de los tres candidatos superan por más de 30 puntos a Boric y no alcanzaría el respaldo de la candidata demócrata cristiana, Yasna Provoste, para cambiar el resultado.
A Chile le esperan tiempos muy oscuros porque, de un lado, el regreso de la derecha dura traerá ánimos de revancha plenamente legitimados por las urnas.
Del otro lado, 45 por ciento de la población —ubicada en el extremo opuesto— se habrá quedado huérfana de liderazgo.
Entre otros, ahí se encuentran las y los jóvenes que, a principios de 2020, pusieron de cabeza a ese país con un estallido social que concluyó con la redacción de una nueva Constitución paradójicamente inspirada en el antipinochetismo.
Zoom: en sociedades fracturadas las urnas producen monstruos. La política del resentimiento recíproco termina gobernándolo todo.
Ricardo Raphael
@ricardomraphael