El viernes de la semana pasada fue apresado Rafael Caro Quintero, un sujeto que tuvo dos vidas como líder criminal.
Hace 37 años ocupaba el tercer lugar dentro de la jerarquía de la empresa mexicana más importante de narcotráfico. Pero su arrogancia lo llevó a meterse con quien no debía. Permaneció 28 años en prisión por haber asesinado a Enrique Camarena, un agente de la DEA.
En agosto de 2013 los magistrados Moreno, Lira y Dávalos ordenaron la liberación de Caro porque coincidieron en que había cumplido con una sentencia justa.
Una vez libre, Caro se trasladó al municipio de Matachí, en Chihuahua, donde lo esperaba su última esposa, Diana Espinoza.
Hizo entonces saber que no estaba interesado en regresar a los negocios ilícitos. Pero la antigua PGR obtuvo una nueva orden de aprehensión en su contra. Tal cosa obligó a que Caro se mudara a Surutato, en Sinaloa.
En ese lugar Ismael el Mayo Zambada le ofreció refugio, pero el gobierno logró localizarlo y eso colocó en situación complicada a Zambada quien terminó pidiéndole que se marchara.
La ruta de escape habría tenido como segunda estación el Batamote, en el estado de Sonora. Ahí lo hospedó Jesús González Pañuelas, un sujeto relacionado con la familia de Joaquín el Chapo Guzmán. Pero ese otro refugio se volvió a complicar por la cacería gubernamental.
Fue en ese preciso momento que, como estrategia de defensa, Caro Quintero habría decidido retomar las antiguas actividades ilegales: desde Pitiquito, Altar, Puerto Lobos y Puerto Libertad convocó para crear el cártel de Caborca.
Esta empresa criminal se volvió en muy pocos meses motor de una sangrienta guerra. Entre sus primeras acciones fue el establecimiento de una alianza con La Línea, a través de Jesús Salas Aguayo, alias “el Chuyín” y otra con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Tales alianzas y lo que consideró una falta de solidaridad de sus anfitriones previos lo llevaron a emprender una guerra contra el Mayo Zambada y los hijos de Joaquín el Chapo Guzmán.
Así fue como, a sus 66 años, Caro resucitó. Entre 2018 y 2022 se le adjudicaron varios crímenes, entre los cuales destaca la masacre de la familia LeBarón y el asesinato de Abel Murrieta, candidato de MC al municipio de Cajeme.
Zoom: su captura tendrá consecuencias positivas para la paz en el noroeste mexicano. Pero las causas de la segunda vida criminal de Caro Quintero necesitan un mejor entendimiento.
@ricardomraphael