Déjà vu es la sensación de haber vivido antes algo que está sucediendo.
Eso nos ocurre a muchos ante las acciones del gobierno y de MORENA; sobre todo, ante lo dicho y hecho en la revocación de mandato.
Todo tiene el sabor del pasado posrevolucionario:
La tozudez de calificar a los militantes y simpatizantes de la 4ª Transformación como patriotas y revolucionarios; y a los demás, sin distinciones, como traidores a la patria, conservadores y reaccionarios.
Tienen ese sabor, la organización de una nueva federación nacional de trabajadores; el empoderamiento de las fuerzas armadas y la militarización del país.
Lo tienen las consultas populares organizadas por el gobierno que compra, y manipula la voluntad popular para sus fines evidentes y para los ocultos o reservados.
Plutarco Elías Calles para la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), propuso que dentro de la multitud de tendencias que privaban en el país, se organizaran dos corrientes: una reformista y revolucionaria; y otra conservadora y reaccionaria.
Lázaro Cárdenas transformó al PNR en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
Dijo que el PRM hacía eco a la voluntad de los trabajadores y campesinos que estaban convencidos de organizar su lucha cotidiana contra el capitalismo y el imperialismo propietarios de nuestra riqueza.
Cárdenas sustituyó a la Confederación Regional de Obreros Mexicanos por la Confederación de Trabajadores Mexicanos; y mantuvo como un sector político al ejército, diciendo que era el pie veterano y el sucesor de los ciudadanos que con espíritu civil y ejemplar defendieron la Constitución y el honor nacional.
Así se articuló al Estado mexicano con el ejército, sectores populares corporativos y un partido hegemónico con elecciones controladas.
Eso propició las peores fases del régimen autoritario y antidemocrático del PRI; al que, todo parece, este Déjà vu quiere regresarnos.
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