Se cumplió un año de que las leyes secundarias fueron aprobadas, y están próximos a cumplirse dos años de la reforma constitucional que dio inicio a la llamada “reforma energética”; en este tiempo ha existido un poco de todo y se ha evidenciado que no bastan las buenas intenciones del Ejecutivo para que la tan anunciada “reforma” traiga empleo, diversificación en la matriz energética de México y el funcionamiento óptimo del sector.
Hemos pasado desde escándalos mediáticos, accidentes, subastas fallidas, mensajes erráticos, y promesas de cambio y de empleo. A estas alturas del partido las promesas se han desmoronado y el escenario internacional le pegó al Presidente porque lo situó en una situación que no se previó: petróleo barato.
Más allá de los escándalos y las coyunturas, hay problemas más serios que requieren atención; las cosas no están funcionando del todo en la nueva estructura energética de México. En el caso de las gasolineras, siguen en espera de los permisos para operar; a la fecha se han entregado 500 permisos de 11 mil 500 que deberían estar listos antes de que inicie el 2016.
La nueva estructura regulatoria está comenzando a trabajar, pero mucho del trabajo parece ir al ralentí y no con la urgencia que se necesita.
Una de las áreas que se encuentran en el limbo son las energías renovables: el 20 de diciembre pasado debería haber quedado lista la Ley de Transición Energética, sin embargo parece no importarles a los senadores, o quizá se olvidaron de la necesidad de que esta ley quede lista.
Esta es la única ley propuesta en la “reforma energética” que no ha sido aprobada y que es esta ley la que establece el marco jurídico para la promoción y uso de las energías renovables.
Si nos preguntamos por qué es importante, la respuesta es: porque podría detonar una industria que podría llegar a generar hasta 90 mil empleos, que tanto urgen al país.
Además esta ley establece las reglas para que el país alcance su meta de diversificar la matriz energética, para que el 35% de las necesidades eléctricas sean satisfechas a partir de energías renovables en el 2024. El año pasado solo el 14% de la electricidad en el país se generó con fuentes renovables, y poder explotar el potencial eólico y solar del país, aunque se están haciendo inversiones, depende de que esta ley sea aprobada.
Al parecer estamos en una situación usual en México. ¿Para qué hacemos lo que tenemos que hacer si de cualquier forma las cosas pasan? El problema es que cuando hay conflictos no hay seguridad legal, y esto a la larga es contraproducente.