¿En México qué es primero la salud correctiva o la prevención?
Hoy existe escasez de medicamentos en el sector público mexicano para tratar ciertas enfermedades y, al mismo tiempo, no existe una cultura de prevención para no gastar de más en el futuro ante la falta de seguimiento continuo de las enfermedades en la población.
En el futuro, una de las afectaciones de mayor preocupación, y que hoy debe analizarse y crear un plan para su prevención, son las respiratorias en grandes manchas urbanas, como las zonas metropolitanas, que afectarán en las próximas décadas debido a la falta de una política clara sobre cómo mejorar la calidad del aire.
Existen mediciones diarias de la calidad del aire, y muchas hojas en papel escritas, sobre cómo mejorar al aire que respiran los seres vivos, pero nada en serio sobre cómo ayudar a la gente en su salud dados los cambios que trajo el covid-19 y el incremento de una mayor cantidad de partículas PM2.5 en el ambiente como resultado del incremento de la quema de combustibles fósiles.
El sistema respiratorio de los seres humanos está comprometido por el desplazamiento de moléculas de oxígeno en el aire por una mayor cantidad de partículas suspendidas dentro de cada metro cúbico del aire que entra a nuestros pulmones, lo que ocasiona menos oxígeno suficiente para nuestro torrente sanguíneo, lo que mata algunas células en algunos individuos que carecen de un buen sistema inmunológico, una alimentación correcta y ante la falta de una cultura de prevención.
Todo lo anterior dará como resultado un incremento en el porcentaje en la cantidad de personas con enfermedades del tipo pulmonar obstructiva crónica (EPOC), causada principalmente por la exposición prolongada a irritantes que dañan los pulmones y las vías respiratorias (tabaquismo, contaminación ambiental, inhalación de polvo, productos químicos y ciertas infecciones respiratorias).
La enfermedad EPOC es progresiva, dificulta la respiración y empeora con el tiempo. Se caracteriza por la obstrucción del flujo de aire en los pulmones, lo que puede causar dificultad para respirar, tos crónica y producción de moco. El tratamiento de un caso promedio puede costar entre 100 y 150 mil pesos, y uno crónico entre 200 y 300 mil pesos, pero dependerá de cómo reaccione el cuerpo y qué tanto afecte la calidad de vida, pues el enfermo tendrá que seguir invirtiendo dinero para tener unos pulmones sanos. Sin embargo, cuando los pulmones tienen cáncer el costo puede subir de 10 a 15 veces.
Según datos del Inegi, las enfermedades pulmonares obstructivas ocupan el noveno lugar de las causas de muerte en México, siendo las personas de sexo femenino las más afectadas. Hoy alrededor de 10 por ciento de la población mexicana tienen algún grado de EPOC.
Ante esta situación, es urgente el crear una política de largo plazo para el dejar de quemar combustibles fósiles, siendo el principal contaminante el gas natural, seguido de los derivados de petróleo: gasolina, diésel, gas licuado de petróleo y turbosina.
Un estudio reciente presentado en Science Advance sobre la eficacia de los filtros de partículas para automóviles que queman gasolina incorporados a los motores de inyección, que debe considerar el gobierno mexicano, revela qué tanto afectan las partículas PM2.5 envejecidas por la atmósfera por medio de diferentes exposiciones a células epiteliales, alveolares y bronquiales humanas.
Resultado: encontraron que los filtros de partículas y convertidores catalíticos en un automóvil antes de la salida del escape ayudan a minimizar la cantidad de partículas PM2.5 al medio ambiente, pero éstas continúan saliendo por el escape ante una falta de combustión completa en los motores, y al estar en contacto por un tiempo en el medioambiente sufren el envejecimiento atmosférico, la alteración fisicoquímica de las partículas, que afecta de forma más severa a las células de los pulmones.
¿Cómo llegaron a este resultado? Cada litro que queman los motores produce partículas PM2.5, y éstas salen por el escape; las primeras son son alteradas por el medio ambiente, pero al exponer a las células pulmonares a partículas usadas no presentaron una alteración significativa. Sin embargo, al hacer la simulación de envejecimiento atmosférico controlado, encontraron que causaron efectos biológicos agudos, después de una corta exposición de las células epiteliales pulmonares, como se observó por el aumento de la citotoxicidad (destrucción de células), así como la genotoxicidad (daño al material genético de una célula, incluidos ADN y cromosomas), una respuesta proinflamatoria y la inducción de estrés oxidativo. Esto significa daño a los pulmones por una exposición prolongada.
Las partículas PM2.5 pueden permanecer en el aire durante periodos de tiempo, desde pocas horas hasta varios días, dependiendo de las condiciones atmosféricas y la fuente de emisión. Su tiempo de residencia también se ve afectado por factores como la deposición por gravedad y la interacción con otros contaminantes. Esto les permite viajar largas distancias, incluso cientos de kilómetros, desde su fuente de emisión.
Resumen del estudio: las partículas PM2.5 que salen del escape de forma instantánea no afectan a los pulmones, pero al tener un tiempo de vida en el ambiente se altera su estructura fisicoquímica, afectando directamente los pulmones de los humanos y otros seres vivos. Por tanto, en zonas metropolitanas requieren políticas públicas de largo plazo sobre la forma como deben prevenirse las enfermedades pulmonares; no hacerlo tendrá un costo excesivo para el sector salud en países con una población más longeva.
El estudio se aplicó en México y se analizaron tres zonas metropolitanas, calculando con base en el volumen diario de quema de gasolinas en cada región.
Con un cálculo de quema de un litro de gasolina en un vehículo típico se pueden producir alrededor de 160 millones de partículas PM2.5 (suponiendo que las partículas tengan un diámetro de 0.1 micrómetros), encontramos que en el Valle de México los pulmones de una persona absorben diariamente cerca de 174 millones de partículas; En Monterrey, 225 millones, y Guadalajara, 255 millones. Solo hablamos de la gasolina, falta medir gas natural, gas LP y turbosina. Ahora pregúntate ¿qué estás respirando?
Imagina que una persona que sea sedentaria, que no tiene una buena alimentación, que tuvo covid-19 o tiene un problema de su sistema respiratorio preexistente. La sola presencia de las partículas PM2.5 envejecidas por la atmósfera disminuirá su calidad de vida y tiempo en el planeta, aumentando su gasto en salud para la persona y para el sector público.
Un estudio reciente presentado en Nature se demostró que la contaminación atmosférica tiene un alto riesgo de desarrollar cáncer de pulmón: 99 por ciento de la población mundial respira niveles muy altos de partículas de PM2.5 producidas por la combustión de combustibles fósiles, y en el corto plazo no existe una política pública real en mundo para dejar de usarlos; por tanto, debe haber programas de prevención de enfermedades pulmonares en regiones con una alta exposición de las partículas PM2.5 que han tenido un envejecimiento atmosférico continuo.