La realidad de México: “El salario ha sido tomado como una muletilla política de negociaciones entre la parte pública y privada”. El empleado queda inmerso en el vacío, al no poder conjeturar su realidad, y dejándolo en el limbo, ante una falta contundente de representación en el poder legislativo.
Hoy, aparte del incremento del salario vemos una discusión sobre las horas que debería trabajar una persona en México, si son 48 o 40 horas, lo que ha generado cierta oposición del sector privado. Creo que hay una razón y es simple, en el caso de tener el aumento del 20 por ciento al salario mínimo, y reducir las horas, se puede presentar un incremento del 44 por ciento en el dinero para las personas para el 2024, tomando en cuenta al salario mínimo.
Este incremento alguien deberá absorberlo, a final de cuentas será el consumidor que está en los diferentes mercados o sectores económicos a donde se llevan a cabo transacciones comerciales quien lo asuma.
Este aumento repercutirá en la economía mexicana ante el incremento de la canasta básica, inflación, y tasas de interés. La pregunta es ¿quién podrá pagar, si suben las cosas?
La futura administración de 2024 a 2030 deberá cambiar el gasto de mayor proporción en el presupuesto público que actualmente está enfocado en lo social, a una mayor participación en lo económico, para mover a la economía ante una baja que podría haber de la parte privada ante la falta que un mercado interno que consuma o tener la esperanza de incrementar las exportaciones.
Trabajar más o menos horas, no es sinónimo de productividad laboral.
En México de acuerdo con datos a octubre del Inegi, del total de la población económicamente activa ocupada (59.4 millones de personas), 62 por ciento no está inscrito al seguro social (informalidad). Pero lo más sencillo de identificar del total de la población económicamente activa (PEA), es que del sector primario, 84 por ciento no está inscrito al IMSS, del secundario 45 por ciento y 64 por ciento en el terciario.
Todas las personas que tienen un ingreso y de acuerdo con los datos observados, encontramos que del total de la PEA ocupada, 33 por ciento (19.80 millones) gana hasta un salario mínimo y 34 por ciento (20.35 millones) hasta dos. Pero al tomar a los inscritos al seguro social esto cambia radicalmente de 22.30 millones, 58.89 por ciento gana hasta dos salarios mínimos.
Esto significa que en México la mayoría de la PEA e inscritos al seguro social, ganan un máximo de dos salarios mínimos en promedio por persona, lo que significa que han aumentado las personas que laboran en los sectores económicos, pero han sido contratadas con un menor salario, reduciendo así el bienestar económico familiar ante una inflación incremental, tasa de interés e incremento de la canasta básica en promedio.
En enero de 2018 había alrededor de 8.59 millones de personas dentro de la PEA ocupada, ganando hasta un salario mínimo, para octubre es de 19.80 millones, un incremento de 11.21 millones de personas. Pero al observar a los que ganan hasta dos salarios mínimos, este incremento pasó de 15.19 a 20.35 millones. La gente no gana bien.
Al revisar los que están inscritos al IMSS, observamos que la cantidad de personas que ganan un salario mínimo representan 0.45 por ciento del total. Pero al tomar los datos de hasta dos salarios mínimos de 2018 a octubre de 2023, pasaron de 7.90 millones a 13.13 millones, un incremento de 5.23 millones de personas.
Ante estos datos y observando información de la OCDE al cierre del 2002, que indica que en México las personas laboran más de 40 horas y tiene un salario bajo comparado con otros países de la misma organización nos coloca en el último lugar respecto a esta medición.
El dilema:
• Aumentar el salario mínimo, no indica un beneficio económico a la persona que labora, significa que debería haber más de tres personas laborando para tener un beneficio económico familiar.
• Incrementar el salario no significa más dinero, significa ajuste por aumentos en la economía.
La realidad:
• Para las personas en México, el salario mínimo no significa crecimiento, aunque podría serlo si las personas ganasen más veces el salario mínimo por día.
• De acuerdo a lo observado en la estadística, la gente es contratada sí, pero con un menor número de salario mínimo.
• Disminuir el número de horas por semana incrementará en 44 por ciento neto el salario en 2024 y pude tener más ganancia si el patrón paga tiempos extras en sábado o domingo. Pero esto puede significar un aumento de costos y puede repercutir en forma directa a la economía de México al tener un incremento en la inflación, lo que puede desinhibir la productividad de las empresas al haber menos personas que puedan pagar por algo que necesitan de algún mercado para su cotidianeidad.
Solución:
En México, 66 por ciento del gasto del país está etiquetado en el rubro social y gran parte se va a esos programas (jubilaciones, pensiones y programas sociales), solo entre 25 y 28 por ciento se destina al desarrollo económico.
Sí invirtieron en dos bocas, tren maya y diferentes aeropuertos; pero al destinar esa inversión pública que ayuda a tener infraestructura y cierta certidumbre en el sector energético, ¿no sería bueno que la próxima administración incrementara el gasto en mejorar las carreteras, al sector eléctrico con transmisión y distribución, seguridad, puertos, etc., y permitir una mayor inversión directa extranjera para tener más recaudación? En conjunto, puede permitir absorber al nearshoring con mejor calidad de vida y salarios para las personas.
¿Está México preparado para incrementar el número de veces el salario mínimo diario? Los patrones están dispuestos a reducir las jornadas de 48 a 40 horas y que esto no repercuta en sus costos ante un gasto de la nación en proteger en el corto plazo a la población y dejar para el largo plazo que alguien afloje en la relación de inversiones pública o privada.
