Cincuenta años hace ya, de la conocida como: masacre de Tlatelolco. Fue en octubre el día 2.
Ahora la televisión presenta al déspota Gustavo Díaz Ordaz, como lo que siempre fue; un presidente autoritario que no admitía más ley que su ley.
Se han dado a conocer sus memorias, corregidas por él mismo. Llenas de juicios atroces, aberraciones inconcebibles para la mente que no sea la de un psicópata.
La cerrazón del presidente de México, derivó en una protesta generalizada, que se convirtió en una matanza y persecución sin final.
Muchos argumentos se esgrimieron por parte del gobierno de entonces, para justificar la ignominia. El peligro del comunismo que acechaba a Latinoamérica entre otros. Pero, la rebeldía tenía que ser castigada, una comisión del CNH [Consejo Nacional de Huelga], visitó a la dirigencia estudiantil de Guadalajara, fueron reprimido y torturados por la Federación de Estudiantes de Guadalajara [FEG]; Ha quedado para la historia del país y de nuestra ciudad, como una afrenta. [Enorme].
En la ciudad de México, fueron encarcelados en el palacio de Lecumberry, el ingeniero Heberto Castillo, el escritor José Revueltas, David Alfaro Siqueiros además de los líderes estudiantiles y algunos profesores de la Universidad Nacional y del Politécnico.
Apenas el domingo anterior, el canal de la UNAM, trasmitió un programa dedicado a la efeméride, fue un concierto ofrecido por Los Folcloristas.
El año de 1978, siendo el que esto escribe, pasante de la ex facultad de arquitectura, realizaba el servicio social obligatorio en una comunidad marginada del estado de Michoacán, en la costa, allá por Maruhata, el Faro, Ostula en la comunidad indígena de Huizontla municipio de Chinicuila.
Por esos días se anunció en el teatro Degollado la presentación de los citados folcloristas, con la experiencia vivida en la sierra michoacana, la realidad de la muerte por difteria y la parasitosis en los niños, las notas sensibleras de los folcloristas, me sonaron huecas, llenas de demagogia y ajenas por completo a algo que no se tratara de un proyecto alejado de las auténticas luchas sociales.
Días de la Peña Cuicacalli, sitio de reunión de niños fresa. ¿Quién de joven no fue comunista?.
La México norteamericana Joan Báez se presentó por esas fechas en Guadalajara, y, aprovechó su concierto del auditorio Benito Juárez, para pedir a su audiencia, enviara al dictador Chileno, cartas para obtener la libertad de presos políticos [¿?]. Después fue interrumpida por el público de manera estentórea, al intentar cantar la rondallezca; De Colores en honor al líder chicano Cesar Chávez.
En ese aspecto, la cosa no ha cambiado, los folcloristas siguen apelando para conmover a su parroquia, a Nicanor Parra asesinado por Augusto Pinochet, a Silvio Rodríguez emblema de la revolución castrista y ahora, a poemas escritos por padres de los desaparecidos de Ayotzinapa.
Otros llaman a ese discurso, lucrar con el dolor y la memoria de la gente. ¡Ah!. Al final del evento los folcloristas agradecieron a la organizadora Blanca Ontiveros. Sin comentarios.