Muchos pueden considerar a Scottie Scheffler como un jugador introvertido, aburrido o poco convencional. Pero la realidad es que el actual número uno del mundo tiene una personalidad muy diferente a la de cualquier estrella de los deportes. Él no está en busca de ser esa gran figura del golf y tampoco su objetivo es trascender en el tiempo, ni ser recordado como uno de los mejores golfistas de la historia.
Scottie tiene una personalidad muy diferente al igual que su swing. A él no le llama la atención el dinero ni la fama. Recordemos que hasta hace muy poco manejaba una camioneta Yukon año 2000 con más de 150 mil millas, que por cierto fue comprada por el comentarista Jim Nantz.
Muchas veces quiere pasar desapercibido en la cancha, pero al mismo tiempo es un luchador casi imbatible, creció viendo jugar a Tiger, de ahí que le pudiera aprender muchas cosas. Scottie no es la misma persona en su casa que el jugador de golf.
Hoy es el Champion Golfer of the Year, título que se le da al ganador del Claret Jug como ganador del Open Championship; lo hizo de forma casi impecable, derrotando no únicamente a los jugadores del field, sino también descifrando los demonios de Royal Portrush, que el fin de semana se vieron muy benévolos con los golfistas.
Con el título llega a cuatro majors en su carrera: Masters 2022 y 2024, PGA Championship y ahora el British Open 2025. Solo le faltaría el US Open para completar el grand slam del golf y les aseguro que pasará.
También llega a 17 triunfos en el PGA Tour, con dos Players Championship y un Tour Championship. Obviamente no podemos dejar atrás la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Scottie se casó con su novia de la secundaria, Meredith, y el año pasado nació su primer hijo, Bennett. Lleva una gran relación con su caddie, Ted Scott, y sus padres han estado presentes en casi todas sus victorias.
La clave de su juego está en que sabe que, aunque no tenga el mejor día en el campo, al final todo estará bien, eso lo hace no temer al error.
Les aseguro que la mejor sensación del torneo no fue embocar el último putt, sino recibir el abrazo de su familia en el green del 18.