Política

Se vende una casa

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El mensaje llegó como una extraña iluminación: “Cuenta Teixidor en sus Memorias que le compró a la viuda de Herminio Pérez Abreu una casa en Calero, de 800 metros, junto al San Ángel Inn. ¡La compró en 5 mil pesos!”. Le contesté a mi amigo: “Era la bancarrota”.

Felipe Teixidor llegó México en el año de 1919 y se convirtió en un conocedor imbatible de nuestra historia cultural: bibliófilo, editor, escritor, traductor. Coordinó el Diccionario de Porrúa de Historia, Geografía y Biografía de México y además, por si fuera poco, dirigió la colección Sepan Cuántos (Wikipedia dixit, digo, para no errarle o para errarle).

Hice cuentas, mi abuelo Herminio murió muy joven, no cumplió los 50, en el año de 1931. Dejó una viuda rica, mi abuela, y dos hijas: Evangelina y Alicia. La viuda quedó cautivada con su primer yerno, mi padre. Ya he contado en otra página de los negocios atrabancados de mi padre, buenas ideas mal realizadas. Pero no tenía yo noticia de esa casa de la cual habla Teixidor en San Ángel Inn.

Esto quiere decir que había más propiedades que se perdieron en el incendio de aquellos días de quebrantos y de lágrimas.

Si la abuela remató esa casa de Calero tuvo que ser cuando ya había nacido mi hermano, después de 1943.

La veo firmando las escrituras, como firmó tantas otras para pagar deudas y recibiendo un cheque que voló sin hacer nido en casa. Raro que mi padre nunca haya mencionado la existencia de esa casa; él, que era su propio perseguidor, su fantasma, su acreedor inexorable.

En una de esas, entre mi hermano y yo haríamos la restauración de aquella casa olvidada, y con mi hermana Lourdes, cuya memoria aún funde metales de olvido.

En resumen, Teixidor le arrancó a mi abuela esa casa por una cantidad de risa y mi familia inició una huida de mil acreedores. Imagino a doña Hermilda, mi abuela, de regreso, al cerrar la operación de la casa de Calero: “Pepe, con esto salimos del apuro”.

Como podrán ustedes suponer, la familia no salió de esos agobios que por cierto nunca vencieron a mi madre. Y todo por el mensaje de este amigo que me tomó desprevenido.

rafael.perezgay@milenio.com
@RPerezGay

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Rafael Pérez Gay
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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