Los lamentables hechos ocurridos el pasado sábado primero de noviembre en Uruapan, Michoacán en los que en un cobarde atentado le arrebataron la vida al alcalde Carlos Manzo lo cual causó la indignación y se manifestaron expresiones en todo el país, resaltando la valentía con la que el alcalde estaba actuando frente a la delincuencia en aquel municipio y exigía a las autoridades del estado y federales que hicieran sincronía con él aun y cuando el método no era compatible con los mecanismos legales que son imperativos de toda autoridad.
La lamentable ejecución fue en público, en donde nadie se imaginaría que fuera a ocurrir, en medio de tanta gente y rodeado de sus elementos de protección que él tenía, aparte de los que la Guardia Nacional le designó y por elementos del Ejército Mexicano fijados en la zona, aun así, el homicida a sabiendas que era imposible escapar de ser detenido o ultimado ahí mismo, se lanzó a perpetrar el crimen contra el alcalde.
Además de la lamentable pérdida de vida, es de lamentar como este trágico suceso es utilizado como insumo de una campaña política despojada de todo escrúpulo, se echo andar de inmediato una serie de posicionamientos queriendo posicionar el concepto de responsabilidad directa a la presidenta de la república, mientras se estaba por los momentos más difíciles como familia y seres queridos de Carlos Manzo, ya había una andanada en redes sociales y algunos medios de comunicación haciendo apuntes a la mandataria siguiendo con ese discurso de infundios de que hay un supuesto nexo con el crimen organizado.
Con la mezquindad al máximo, utilizando la tragedia y el dolor ajeno para sacarle provecho político en el marco de las elecciones venideras en las que la oposición está cada vez más reducida, estos lamentables eventos son utilizados como insumos para su narrativa en la que pretenden convencer a una población de que el país se está incendiando sometido a la delincuencia describiendo una apocalipsis, por supuesto que la muerte de Carlos como de cualquier otra persona víctima de la delincuencia conmueve a cualquiera, más con esas imágenes con su hijo pequeño que pretenden ser utilizadas para detonar la ira de ciudadanos y con ello capitalizar un sentimiento negativo contra la presidenta Claudia y su gobierno.
Los principales actores de la derecha mexicana fueron los que vieron la oportunidad de utilizar la tragedia a su favor, de inmediato echaron a andar una estruendosa campaña para aprovechar la coyuntura de la conmoción e indignación del triste suceso, en lo inmediato se reunieron para incluso organizar una marcha contra el gobierno con activistas totalmente identificados con la oposición, la comentocracia de siempre, los comunicadores de los medios del viejo régimen, toda una orquesta de linchamiento contra la presidenta como si la tragedia les cayera bien, porque realmente no les importa el dolor de la familia de Carlos, lo que realmente les interesa es nutrir su narrativa política y con ello intentar recuperar competitividad electoral.
Cada suceso trágico es la misma reacción de la oposición, lo único que les interesa es regresar al poder para recuperar los privilegios que perdieron, privilegios con los que se enriquecieron durante décadas.
Y aunque su bandera es denostar el argumento de que el crimen organizado se desbordó porque ellos, los del PRIAN fueron realmente los que hicieron que surgieran y se consolidaran grupos delincuenciales a lo largo y ancho del país, a ellos si se les demostró con sentencias judiciales su nexo con el crimen organizado, ellos empobrecieron y saquearon al país generando pobreza y desigualdad orillando a muchos jóvenes a incorporarse a las filas de la maldad.
