¿Está un jovencito como Diego Lainez para asumir el rol de figura del América?
Uno debería de decir que no. Y cualquiera, de dentro y fuera de este club, debería de responder en el mismo sentido.
Un muchacho que no ha cumplido los 20 años no puede ni debe asumir ese rol... ni tampoco se le debe asignar esa responsabilidad. Esto no quita que Diego deba de recibir minutos de juego y se deba de festejar, por supuesto, que como sucedió el sábado pasado en Pachuca, haga goles y concrete una actuación casi redonda.
Sin duda alguna este jugador está llamado a convertirse en la gran figura del América en los próximos años, esto si no se concreta su transferencia a algún buen equipo del futbol europeo. Diego tiene desequilibrio y dinámica... Es rápido y muy habilidoso... Tiene que mejorar en otros aspectos que hacen verdaderamente grandes a los que juegan en su posición de mediocampista de ataque: como su capacidad para servir o filtrar balones que pongan con ventaja a sus compañeros más adelantados en ataque... un poco de serenidad y pausa que le den un toque más cerebral... un mejor disparo de media distancia, que lo hagan un ejecutor letal en cobros de faltas.
Nada que no pueda mejorar si se pone a practicar y acepta los consejos de sus entrenadores.
Diego, por lo demás tiene carácter y liderazgo, algo que no es fácil que un chico de su edad exprese a la hora de incorporarse a un plantel con jugadores de renombre y probada capacidad.
Lo recuerdo hace poco más de un año, ansioso, acelerado, queriendo cobrar todas las pelotas paradas en la cancha del adversario, manoteando y dando voces a sus compañeros... Ahí creo que hizo muy bien la directiva que encabeza Mauricio Culebro y el cuerpo técnico que dirige Miguel Herrera, en situarlo con un rol de menor responsabilidad. Por lo que vemos hoy, en este ritmo tan veloz que lleva su vida como futbolista, esas horas de banquillo o inclusive tribuna le han ayudado.
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