Los títulos en el futbol llegan de la mano solo de los grandes y muy buenos futbolistas. Si no se cuenta con ellos es imposible ganar al más alto nivel en este deporte. No se trata de tener al frente a un destacado entrenador y apostar a la unión y consolidación de un equipo. En otros deportes esto puede funcionar. En el futbol no y menos a nivel de selecciones nacionales.
Seguramente a muchos les duele asumir o aceptar que la Selección Mexicana de futbol no ha tenido, no tiene y no se ve que vaya a tener próximamente, a ese tipo de futbolista capaz de ganar, con su talento, disciplina y esfuerzo, esos campeonatos tan largamente soñados.
Pero no nos haría nada mal realizar un ejercicio colectivo de revisión autocrítica.
Saber lo que somos y en dónde estamos colocados en este deporte, de acuerdo al nivel competitivo de nuestros mejores futbolistas, no solo es fundamental, sino urgente.
Cuando menos no estaríamos generando y creando altas expectativas o exigencias falsas. Con su pobrísima actuación del domingo por la noche, en Dallas, Texas, la Selección Mexicana de Futbol que dirige Jaime Lozano nos ha demostrado que no cuenta con mejores jugadores que su similar de Estados Unidos. Esto lo hemos visto ya en demasiadas ocasiones en los últimos años, pero no terminamos por asumir esta realidad. Por ello, seguramente no se elabora un proyecto de trabajo que se avoque, con claridad y congruencia, a corregir lo que ha provocado este desbalance.
Hasta hace relativamente unos 20 años se le ganaba con facilidad a las representaciones futbolísticas estadunidenses. Esto no lo han visto ya los niños y jóvenes que siguen este deporte.
No digo que no haya autocrítica. Sí la hay. Tras la derrota del domingo citada por 2-0 ante los estadunidenses, el entrenador mexicano reconoció la superioridad de su rival, sin ambages.
Lo que no hay es capacidad, inteligencia, valentía, audacia, para construir un proyecto que genere los futbolistas que se requieren no solo para volver a ganarle a los estadunidenses, sino para realmente aspirar a los campeonatos continentales y mundiales. Hay varios casos de éxito. Nada más hay que emularlos con creatividad y recursos.
