El público manda o debe mandar siempre en un espectáculo como el futbol profesional. Todo el entramado que le rodea y le da forma tiene que estar al servicio del interés de los millones de aficionados que lo sostienen como espectáculo. Y digo esto, que pudiera parecer una obviedad, porque no siempre quienes toman decisiones en este show actúan en consonancia con este precepto.
Enfrentar una vez al año a los mejores futbolistas de una Liga con otra, en teoría, suena muy atractivo. Sobre todo, cuando en una de éstas juega, a un muy buen nivel todavía, Lionel Messi, para muchos la máxima figura que ha dado este deporte.
Y es lo que está por suceder, si todo sale bien, este miércoles 23 de julio en la ciudad de Austin. Se trata del “Juego de Estrellas” de la Liga Mx y la MLS. Por la competición estadunidense, el argentino campeón de todo es la máxima atracción. Por el lado de la competición mexicana, sin duda, el veterano defensor español Sergio Ramos.
A 48 horas de que este duelo de carácter festivo se lleve a cabo, no se sabía, sin embargo, con plena exactitud si ambas estrellas formarán parte del elenco y cumplir así con la promoción comercial que desde hace varias semanas se viene haciendo. Esta incertidumbre se registra simplemente por el carácter de divas de Messi y Ramos. No lo puedo decir de otra manera.
Ayer lunes, prácticamente la totalidad de los jugadores seleccionados de ambas Ligas se encontraban ya en Austin entrenando, algunos inclusive se hicieron presentes pese a padecer algunas lesiones en sus partidos del fin de semana. Pero no aparecieron, todavía, ni Messi ni Ramos.
Quizá este martes se sepa qué decidieron ambas figuras (en el futbol siempre se puede argüir una lesión para manifestarse indispuesto)… Lamentaría muchísimo que esto último sucediera. Al grueso de los aficionados de ambas competiciones, estoy seguro, les va a importar mucho menos este duelo si Messi y Ramos deciden ausentarse.
