Escuchar las opiniones de simpatizantes del PRI y el PAN (que hoy se conoce como el PRIAN) es una magnífica muestra de por qué Morena ganó de manera masiva. Es impresionante el desconocimiento que tienen de lo que es México, de lo que es la pobreza y la desprotección en que han vivido millones de familias que encontraron, finalmente, un poco de bienestar con el gobierno de AMLO. Y no vivían ni viven en la pobreza por huevones, como diría Fox: huevón él, que en lugar de trabajar lucha por su pensión.
El pueblo con hambre, sin techo, sin escuela, sin salud, en busca de la sobrevivencia día a día, encontró apoyo de verdad en el gobierno actual. No existe una sola familia sin algún tipo de apoyo: beca para el estudiante, pensión para el adulto mayor, en fin, una ayuda permanente. Esto para los prianistas es incomprensible, creen que es “regalar dinero”, no entienden la necesidad de ayudar: es como hablarles en chino y no hay forma de que lo entiendan. “No sé cómo ganaron, si yo pregunté a todos en el club de golf y nadie votó por Claudia”, decía una caricatura. López Obrador NO dividió al país, ya un Humboldt sorprendido había definido a México como el país de las grandes diferencias económicas, como dos lugares diferentes, el de los ricos y el de los pobres. De eso no tienen ni idea los que hoy no comprenden el triunfo arrasador de Morena.
La esperanza de quienes votamos por Morena es que las grandes diferencias disminuyan. Sabemos que no van a terminar, no hay manera, pero pueden disminuir si todos y todas cumplimos pagando nuestros impuestos y si nadie se los roba. La muestra está, para quien quiera abrir los ojos, en el sexenio actual. Si cumplimos cada una y cada uno con lo que nos toca, México puede llegar a ser algo más que el que Humboldt definió como “el país de las grandes diferencias económicas”.
¡Vamos! México puede ser mejor. Dejemos de lado el encono y trabajemos para ello.