En las reuniones de los legisladores con los secretarios de estado me sorprendió gratamente un señalamiento de Marcelo Ebrard en el sentido de que el Índice de Complejidad Económica, creado por la Universidad de Harvard, indica que México esta a la par que China y Estados Unidos en este indicador (ver figura).

El Índice de Complejidad Económica establece un ranking de países que se determina en función de la diversidad y la complejidad de la cesta de exportación que cada nación presenta en el comercio internacional. Este índice toma en cuenta no solo la variedad de productos que un país puede exportar, sino que también refleja la capacidad de esos países para producir bienes que requieren conocimientos y habilidades especializadas. Aquellos países que presentan un nivel elevado de complejidad económica suelen albergar una variedad de capacidades sofisticadas y especializadas, lo que les permite ser competidores globales en la producción y exportación de un conjunto altamente diversificado de productos complejos.
Es importante destacar que determinar la complejidad económica de un país no se basa únicamente en el conocimiento productivo que posee. En realidad, la información sobre cuántas capacidades específicas tiene el país se encuentra reflejada no solo en el número absoluto de productos que produce y exporta, sino también en la ubicuidad de esos productos. Esta ubicuidad se refiere a la cantidad de países que también están involucrados en la exportación de ese mismo producto. Además, la sofisticación y la diversidad de los productos que fabrican esos otros países también juegan un papel crucial en la evaluación de la complejidad económica.
La complejidad económica, por lo tanto, se define como la capacidad de un país para integrar una diversidad y sofisticación notable dentro de sus capacidades productivas, las cuales se manifiestan en las exportaciones. Este concepto ha sido objeto de estudio en diversos campos de la economía, y se ha demostrado que el Índice de Complejidad Económica (ECI) no solo explica de manera efectiva las diferencias de ingresos que existen entre los distintos países a nivel global, sino que también tiene la capacidad de predecir el crecimiento económico futuro de manera más precisa que cualquier otra medida única disponible en la actualidad.
De 2018 a 2023, el ranking del ECI de México aumentó, pasando del lugar 21 al 17 en los rankings globales.
Esta mejora indica que la economía de México ha desarrollado un conjunto más amplio y sofisticado de "conocimiento productivo" y ha exportado con éxito un mayor número de productos complejos, una tendencia observada desde 2018.
El crecimiento de la manufactura, especialmente en el norte de México y El Bajío, junto con un aumento en la Inversión Extranjera Directa (IED) enfocada en el mercado estadounidense, ha contribuido a la complejidad económica de México.
Una economía más compleja a menudo se asocia con un crecimiento económico más rápido y una mayor diversificación de exportaciones. La mejora del ECI de México sugiere un movimiento más allá de la extracción de materias primas hacia el desarrollo de industrias más avanzadas con habilidades transferibles.
Aunque la complejidad general está aumentando, esto no siempre se ha traducido en mejoras uniformes en el crecimiento, la inclusión o la reducción de la pobreza en todas las regiones de México. Algunas áreas, por ejemplo, Chiapas, han visto una lenta recuperación en productividad e ingresos a pesar de los beneficios económicos generales en otros centros de manufactura.
O sea que la buena noticia es que México es una de las economías con mayor complejidad, productividad, y acumulación de conocimiento. El reto es que esto no signifique una mayor desigualdad regional, notablemente entre el norte y sur de nuestro país.