Con las reglas anunciadas por el consejo nacional de Morena, en voz de Alfonso Durazo, para elegir candidato o candidata presidencial, lo obvio es más que evidente respecto al autor, el operador, el señor de los “tiempos perfectos”.
Varios periodistas veteranos, analistas políticos e historiadores reconocen la capacidad del control político del presidente tanto del gobierno, del partido Morena, la sucesión presidencial, y de la propia agenda a la oposición.
Así quedó demostrado el fin de semana donde los propios liderazgos partidistas de Morena reconocen la presencia, influencia y decisiones de López Obrador en el establecimiento de las reglas del juego en Morena para designar candidato o candidata presidencial, por encima de la legislación electoral.
Lo confirmó el propio presidente en la conferencia de prensa “mañanera” del lunes 12 de junio al ufanarse del proceso morenista al afirmar que tiene para dar y regalar para enseñarle a la oposición cómo realizar su proceso interno de selección de candidato presidencial.
Y sí, es un presidente dedicado a gobernar la república con proselitismo y movimiento electoral permanente que no solo le permitió los tres intentos de la candidatura presidencial sino coronar el último con más de 30 millones de votos.
Tener además la mayoría en el Senado y la Cámara de Diputados y obtener la victoria en 22 gubernaturas, en un episodio de prácticamente exterminar al PRI y empequeñecer al resto de la oposición.
Políticos de izquierda como Antonio Tenorio Adame define a AMLO como el presidente de las elecciones, el primer operador electoral del país, “un presidente delirante” que no ve consumar en su gestión las reformas constitucionales.
Ganar las elecciones que ha ganado Morena en el ámbito federal, en los estados y municipios, obedece a los “tiempos perfectos del señor” López Obrador, porque es un líder que apoya su estrategia de poder político sobre la base del modelo económico neoliberal, con una alta cuota de sangre por la inseguridad pública.
AMLO, como el ex presidente Plutarco Elías Calles, será el nuevo símbolo del Maximato, para un partido oficial como Morena destinado a perpetuarse como los 80 o 90 años del PRI en el poder federal y en los estados.
Un presidente de México como López Obrador pasarán muchos años para volverlo a tener, con esa capacidad de control y poder político absoluto, veremos cómo será juzgado por la historia.