A estas alturas, seguramente, no esperas nada de los políticos que nos gobiernan, porque ya te quedó claro que la posición que ocupan no la emplean para atender y resolver los problemas que nos afectan, sino más bien para despacharse con la cuchara grande. Por tanto, pareciera, que no queda más remedio que tomar al toro por los cuernos para seguir el camino descrito por Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras.
Los 11 puntos del recorrido del héroe comienzan en el mundo ordinario, donde algunas personas y grupos saben que a ti te mueve lo social, indigna la injusticia, te recontrachoca el abuso de autoridad, la ratería, el gandallismo y la indiferencia política y ciudadana hacia la cosa pública.
Un día de tantos, una nota publicada en un portal de noticias se convierte en la llamada a la aventura, encendiendo todas tus alarmas internas. No tienes certeza de qué hacer, pero sí la seguridad de que esta vez no quieres quedarte de brazos cruzados.
Comienzas a esbozar algunas ideas para armar un plan que, visto con un poco de calma, tiene la pinta de ser imposible. En este momento experimentas el rechazo al llamado, porque sientes que no eres capaz de protagonizar una movilización social; jamás has encabezado algo que tenga que ver con el bien común. Maldices el momento en que pensaste que podrías ponerle un alto a una parte de todo eso que nos indigna y duele.
En el café de toda la vida, peleándote contra tus propios demonios, el azar te regaló un encuentro con la maestra. Cecy Flores, la famosa madre buscadora, se sentó justo a tu lado. Inmediatamente la reconoces, te paras de la mesa, la felicitas, les pides una foto y, en una especie de impulso irrefrenable, ella y tú la suben a sus redes. Se despidió de ti de la mejor manera posible: “Estoy puesta; búscame por si necesitas ayuda”.
Tus ideas suenan, pero las dudas y el miedo te paralizan. Vuelves a revisas tus notas, merodeas por portales y cuentas de líderes sociales y organizaciones de la sociedad civil. Te armas de valor y redactas un escrito que pones a circular donde puedes. La respuesta fue increíble; decenas de comentarios cierran con un “¿Cómo me sumo?”, “¿Cómo te ayudo?”. ¡La mecha encendió! ¡Cruzaste el primer umbral!
Las otras seis etapas del viaje, las relataré en la siguiente entrega.