La obesidad es una pandemia; hoy el 30% de la población adulta tiene sobre peso y obesidad; y se calcula que para el año 2050 el 60% de la población tendrá el mismo problema. Hasta hace algunos años, el tratamiento quirúrgico de la obesidad ofreció una alternativa invasiva para este grupo de enfermos; pero hoy en día ha surgido un grupo de medicamentos agonistas o simuladores de incretinas. Pero, ¿qué son las incretinas? Las incretinas son unas sustancias u hormonas que se producen en el intestino; se liberan inmediatamente después de comer. Su efecto es múltiple: Reducen el hambre a nivel cerebral, dan la sensación de plenitud gástrica o llenado al comer, aumentan la vida de las células pancreáticas secretoras de insulina, también aumentan los niveles de insulina en sangre, y antagonizan a otra hormona llamada glucagón, en corazón ofrecen un efecto cardioprotector y también reducen los niveles de lípidos o grasa en sangre. Estos fármacos se conocen como ozempic (semaglutida) Wegovy (semaglutida), Saxenda (liraglutida) todos ellos reducen o favorecen la pérdida de peso hasta un 15% del peso inicial; pero el más sorprendente de estos fármacos es la tirzepatida o Mounjaro que ha logrado que los pacientes pierdan hasta un 20% de su peso corporal; es decir que si un paciente pesa 100 kg logrará perder hasta 20 kg y llegar a 80 kg al final del año. Ningún medicamento antiobesidad había logrado esto hasta el día de hoy; sobre todo a ofrecer también un efecto cardioprotector es decir que también reducen la posibilidad de un infarto o embolia cerebral; además el control de la presión arterial alta es más fácil, lo mismo sucede con el colesterol.
Hoy estos fármacos han sido consumidos por celebridades como Taylor Swift, Elon Musk , Luis Miguel entre otros. Estas medicinas se aplican de manera sencilla por debajo de la piel o subcutánea cada semana; son muy bien toleradas por la mayoría de los consumidores, con algunos efectos colaterales en una minoría como nausea y estreñimiento que desaparecen al ajustar la dosis. Sin duda estos fármacos anti obesidad proyectan un éxito en el manejo médico no quirúrgico, sin bisturí, de la obesidad, sin el riesgo que supone entrar a quirófano. Son una revolución de la misma talla como en su momento lo fueron la aparición del Valium, el prozac o el viagra. Su costo es accesible; pero lo más importante es el hecho de que al reducir las cifras de sobre peso y obesidad, también se previenen un sin fin de complicaciones derivadas de la inflamación corporal crónica como: cáncer, embolia, infartos y diabetes; esto se traduce en una reducción muy importante en el gasto público en salud. Hoy 25,000 pacientes nuevos inician con estos fármacos cada semana en los Estados Unidos.