El acto de orinar resulta todo un placer para el hombre, eso me consta; mas no sé, la verdad, si las mujeres sienten el mismo o más placer al orinar.
Obvio, si el orinar es un placer, el no poder orinar resulta un máximo tormento, como en el caso de las obstrucciones urinarias por piedras u obstrucción prostática.
En estos casos, la obstrucción al flujo o salida de la orina es mecánica.
Sin embargo, quizá el mayor problema para las personas sea el hecho de no producir la orina suficiente para eliminar las sustancias tóxicas del cuerpo; eh ahí el gran problema de la falla renal o insuficiencia renal aguda o crónica; en ambos casos inicialmente se intenta “hacer orinar” al riñón con medicamentos o diuréticos; pero algunos pacientes, llega el punto en que no responden a las pastillas para orinar y la disfunción renal aumenta y se perpetua o empeora.
De esto se trata la Insuficiencia Renal Crónica; la mayor parte de los pacientes con esta complicación provienen de la Diabetes y/o Hipertensión Arterial Sistémica.
Lo habitual es que el paciente mal controlado de estas patologías tarde o temprano desarrolle falla renal; muchos de ellos terminarán en Diálisis, para poder seguir viviendo.
Un subgrupo de ellos tendrá acceso y será candidato a trasplante renal.
Lo que es innegable es que la calidad de vida de los pacientes que se encuentran en protocolo de diálisis crónica, es decir, se dializan dos veces por semana, la pasan de manera incómoda; físicamente sufren deterioro, anemia, coloración de piel oscura, hinchazón de pies y manos, pérdida de peso etc etc.
Por eso no hay que andar con rodeos; si los pacientes no quieren llegar a diálisis, lo mejor es que tengan un buen control de su Diabetes e Hipertensión Arterial de manera constante, de lo contrario, sufrirán diariamente, y caminarán como espectros fantasmales por los pasillos del hospital.
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