Este fin de semana se estrenó el esperado documental cinematográfico para Netflix sobre la vida de Sylvester Stallone y, más allá de la crítica sobre la producción y algunas omisiones, me quedo con un gran mensaje: la huella de un padre.
Sly, como se titula el documental, destaca la influencia que tuvo en Stallone la figura de su padre y la forma en cómo el escritor, actor y director la sublima a través de darle vida a Rocky y a Rambo, básicamente, aunque varios de sus filmes llevan una gran dosis de su historia personal.
En el campo del desarrollo humano me parece magistral que se brinde un testimonio de esta naturaleza, de mostrar en lo que puede llegar a convertirse lo que un día fue dolor, rechazo y abandono.
Y es que, mientras para un gran porcentaje de seres humanos las heridas causadas por un padre suelen traer muchas consecuencias negativas en el adulto, Stallone nos comparte con su propia vivencia, cómo transformar el maltrato en la inspiración de esperanza, perseverancia y resiliencia en la vida de quien elige construirse una y otra vez, en lugar de destruirse.
Historias de dolor, abuso, maltrato, rechazo y abandono de un padre a un hijo suelen llenar los consultorios de salud mental, las clínicas de adicciones, los grupos de ayuda mutua y las calles, con personas que no logran perdonar y eligen instalarse permanentemente en el sufrimiento.
Aunque pocas, también hay historias como las de Sly, en las que ese dolor infringido al hijo se convierte en eso que “queda en el sótano” (Rocky VI) y que es la energía para que un luchador pueda sobreponerse a todas las adversidades que la vida le presenta.
En los procesos de sanidad emocional y mental, incluyendo los tratamientos para la recuperación de adicciones, uno de los momentos de quiebre en el paciente es justo el de resignificar su historia, perdonar, despojarse de resentimientos y superar las heridas ocasionadas en la niñez y adolescencia.
Más allá de ensalzar la vida de Stallone, el documental me parece una gran herramienta para conocer que siempre hay posibilidad de encontrar un sentido y un propósito individual, independientemente del contexto negativo que nos rodee.
