Uno
Era pertinente que Conapred invitara a Chumel Torres a participar en un foro sobre racismo. No porque sea un luchador contra la discriminación (que no es) o un racista (que tampoco) sino porque, en tanto comunicador que abraza valores democráticos pero lo hace desde la incorrección política, su humor puede ser leído como imbuido por formas de discriminación si no deliberadas sí estructurales. Su presencia complejizaba una discusión que hubiera podido versar sobre los límites de la libertad de expresión y la no discriminación, la relevancia (o no) de la intencionalidad y las formas de determinar ésta. Al invitarlo, se pretendía problematizar el debate sobre racismo en México, contribuir a la reflexión crítica. No se pudo.
Dos
La cancelación del foro ante la reacción adversa —a saber si orgánica— en Twitter y la presión de la esposa del Presidente de la República es síntoma del problema endémico de Conapred: su falta de autonomía institucional. En la propuesta que en 2002 entregó la Comisión Ciudadana de Estudios Contra la Discriminación —antecedente de Conapred, de la que me honra haber formado parte—, la institución era concebida como órgano constitucional autónomo. En el camino de la negociación con el Ejecutivo y el Legislativo terminó por mutar en organismo descentralizado sectorizado en la Secretaría de Gobernación y por tanto vulnerable a la injerencia del poder.
El avatar más terrible de esa situación vendría hace unos días, con la solicitud de renuncia a su hasta entonces presidenta y la amenaza de integración plena al aparato de Segob. Si en gobiernos menos autoritarios la independencia de Conapred se veía ya a veces comprometida, en lo que su ahora ex consejero Mauricio Merino ha identificado correctamente como una Presidencia imperial, es del todo inviable.
Tres
Aun así, es importante defender la pervivencia de Conapred en tanto institución de derechos humanos. Sirva, además, su crisis —como argumentara Sergio García Ramírez en un lúcido texto publicado en El Universal— para poner en valor la necesidad de instituciones autónomas en un país cuya democracia aparece cada día más amenazada.