Hay que considerar por principio de cuentas que esta historia no ha terminado. Parece ya más cercano el triunfo y poner a salvo la estructura del Instituto Nacional Electoral, sobre todo por el golpe demoledor propinado este fin de semana por el ministro Javier Lainez Potisek, pero aún faltan algunas instancias que sí se ven difíciles para los impulsores del “plan B”, empezando por el presidente, aunque ciertamente no todo está consumado. Sin embargo, a todos los seguidores de la proclama “el INE no se toca”, cabe la enorme satisfacción de que su lucha no ha sido en vano. Por seguir utilizando términos deportivos, la suspensión de dicha iniciativa recontra-aprobada por los legisladores morenistas de ambas cámaras y sus satélites, los pone simplemente contra las cuerdas o a la distancia de un tiro penal si no prosperan las impugnaciones y reclamos esperados de parte de las mayorías guindas en las cámaras y, por supuesto, desde el mismísimo Palacio Nacional.
Andrés Manuel López Obrador está viendo ya que sus ofensas y discrepancias con la Suprema Corte y de manera particular con su presidenta, no están dando resultado. Presión tras presión, insulto tras insulto, incluso hasta muestras de una descalificación en que se alentó (que no nos digan los morenistas que no lo toleraron y hasta promovieron) la violencia contra la ministra Norma Piña, como la quema de su efigie al estilo medieval, la dignidad ha sido la invariable respuesta de quien encabeza el Poder Judicial. No obstante, en el fondo simplemente se está procediendo con apego a la Constitución y a las leyes, misión primordial de la Corte, y es por ello que ante la controversia que presentó el mismo INE, el ministro Lainez aplicó criterios lógicos al advertir que el dichoso “plan B” pone en riesgo el ejercicio de los derechos ciudadanos fundamentales, como los políticos electorales que establece la Carta Magna.
La suspensión “indefinida” acarreará seguramente de inmediato algunas reacciones. Por ahora el presidente habló solamente para lamentar la muerte de “Chabelo” pero en cualquier momento, o seguramente en su mañanera, lanzará todo el arsenal que debió haber acumulado para irse contra los ministros, proferir nuevas amenazas, etcétera. De hecho, en la víspera de estos sucesos, amagó con la reestructuración de la Judicatura, propuso que los jueces sean nombrados aunque no tengan experiencia ni años mínimos de servicio ya que los actuales sencillamente están ya “maleados”. Al haber perdido la posición anhelada de mantener al ministro Zaldívar a toda costa o de poner al frente alguien incondicional así sea la bastante deteriorada públicamente Yasmín Esquivel, las cosas se complicaron para el titular del Ejecutivo. Pero menos esperaba que con una suspensión como la de Lainez, que tiene todas condiciones para salir adelante, fuera dar al traste con sus deseos de apropiarse del INE y minimizar su estructura para intervenirlo a la usanza de cuando el hoy intocable Manuel Bartlett se daba el lujo de hasta caérsele el sistema.
Empero, hay otro peligro que no es menor para el INE. Por otro frente, el gobierno de la 4T tiene armado todo para que el relevo de la presidencia del organismo actualmente a cargo de Lorenzo Córdova, sea para alguien que responda a sus pretensiones. La cuenta regresiva termina precisamente esta semana ya que la elección de cuatro nuevos consejeros del instituto, incluido quien ostentará la presidencia, se hará este próximo día 29 o cuando mucho el 30, puesto que el 3 de abril deberán hacerse los cambios respectivos y la toma de posesión. El caso es que los morenistas se las ingeniaron para que el proceso selectivo de los aspirantes se hiciera en forma tal que ahora resulta que quien obtuvo el mayor puntaje fue nada menos que Bertha María Alcalde Luján, hermana de la titular de la Secretaría de Trabajo en el gabinete obradorista, Luis María Alcalde e hija de Bertha Luján, excontralora del gobierno de AMLO en el entonces Distrito Federal y nada menos que secretaria general del Movimiento de Regeneración Nacional en sus inicios. Así que la aspirante a presidenta del INE (será mujer necesariamente), con todo y lo que diga como que es “imparcial”, está más que plenamente identificada con Morena y con el presidente, con quien hasta en esta administración tuvo algunos cargos. ¿Cuál independencia le espera al INE con tal presidenta?
Y así hay otros perfiles con igual filiación que, sin embargo, pasaron ya a la lista definitiva y que tendrán que ser votados con la salvedad de que habrán de resultar electos con las dosterceras partes. Y esto lleva al criterio que parece más que simple especulación: las negociaciones y arreglos entre partidos. De no haber tales arreglos, la selección final se hará en la Corte por insaculación. Bueno que la suspensión al “plan B” signifique un paso trascendente para defender al INE y preservarlo, al menos hasta las elecciones del 2024. Sería lo mejor ya que la sombra del autoritarismo no cesa de empañar el futuro de la democracia mexicana.
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