El caso de Genaro García Luna mueve a varias consideraciones entre las que destaca el hecho de cuán profundo puede ser el pozo en que se ha hundido la administración pública -las pasadas y esta que tiene que demostrar lo contrario- y qué tan grande ha sido la influencia del hampa en la vida política del país.
Bien, muy bien que ahora se llame la atención sobre un asunto que hasta en series televisivas se ventilaba, menos en los procesos e investigaciones sobre el crimen en nuestro país, razón por la cual el gobierno mexicano parece ver pasar de noche lo que, de repente, aparece de manera espectacular en Estados Unidos.
¿Era necesario que a García Luna lo detectaran, investigaran y detuvieran en el vecino país para que ahora sí le dieran importancia en el nuestro?
Ahora resulta que se abre -apenas- una carpeta de investigación acerca del ex secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón y hasta se conmina a dar con posibles leales a Genaro incrustados en el gobierno presente para “echarlos fuera”, según sentenció el presidente López Obrador.
Pero ¿que no deberían averiguarse estas cosas desde el principio y no después de un año, sobre todo porque ya supuestamente había sobrevivido el sexenio de Peña Nieto? Y, ¿realmente resultará coludido el expresidente Calderón en el asunto?
Los recientes embajadores de Estados Unidos en México Roberta Jacobson y Anthony Wayne, en un evento sobre México de la Brooking Institution, dijeron no sentirse sorprendidos por la detención de García Luna, ya que es como estar en el “Barrio Chino”, o sea un entorno criminal en el que todo puede suceder e, incluso, tratar con delincuentes de alta talla hasta sin saberlo.
Esto, seguramente en alusión a que el mismo gobierno estadunidense llegó a dar reconocimientos y condecoraciones al ahora detenido por su alta colaboración en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, allá en el otro lado de la frontera también se tomaron su tiempo para descubrirlo, ya que el ex funcionario mexicano ha vivido en Florida desde hace cuando menos siete años y junto a su esposa Cristina Pereyra tiene distintos negocios ahí y en la ciudad de México.
Las dudas surgieron al comparar sus posibles ingresos con una fortuna de millones de dólares que ostenta con diversas propiedades en la Unión Americana. Así de sencillo, basta con un “testigo protegido” denunciante, para hacer el resto.
Sin embargo, es en nuestro país donde habrá, eso sí, grandes efectos. El impacto, como se quiera ver, muy posiblemente acabará con las pretensiones de Felipe Calderón de hacer y consolidar un nuevo partido e inclusive el golpe llegará a Acción Nacional que ya planeaba sumarlo a su fuerza futura a la que ya había convocado a Vicente Fox.
Así que, sea cual fuere el resultado del enjuiciamiento a García Luna, el daño a este sector opositor al régimen actual ya está hecho. Y no se aliviará con curitas ni paños calientes. De ahí que los integrantes del equipo presidencial y el mismo mandatario puedan festinar, al menos, un fin de año con un triunfo de este tipo, aunque no hayan hecho nada para ello.
Lo importante será ver qué va a hacer en lo sucesivo, puesto que tampoco esto borra el hecho de que México haya tenido uno de los peores años de violencia en su historia y que aquí, en la búsqueda de culpables entre el “tiradero” del pasado, tampoco se hayan llevado a prisión a peces gordos, ya que el caso de Rosario Robles está prendido con alfileres y no se ve nada claro en cuanto a la pesquisa de Emilio Lozoya y Carlos Romero Deschamps, por ejemplo.
Habrá que esperar que el siguiente golpe lo den nuevamente los investigadores de Estados Unidos y que esto dé pie, nuevamente, para celebrar aquí un triunfo como propio a sabiendas de que es ajeno.
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