Desde que nos dijeron que habría un solo debate organizado por el IEE, me quedaba la duda sobre si habría o no realmente una confrontación de ideas entre los aspirantes a la gubernatura.
Ahora puedo afirmar que prevalecieron los ataques entre dos, y un tercero en discordia que también le entró al pleito y por momentos subió al ring dentro del primer bloque.
Fernando El Chavorruco Morales, como el mismo se nombró dijo en sus primeras intervenciones que el Primor y el Prian han decepcionado a los ciudadanos porque al final forman parte de la vieja política.
Cuando le tocó el turno a Eduardo Rivera se le dejó ir con todo al candidato Alejandro Armenta y fue el primero que lanzó golpes bautizándolo como Armentiras, para tratar de sacarlo de sus casillas y por momentos lo logró aunque siempre conservó la calma.
Por su parte Armenta presumió los programas de la cuarta transformación y sobre todo aquellos sobre los derechos sociales y en favor de los abuelos, y le contestó a Lalo que es parte de los que privatizaron el agua.
Mientras adentro se enfrascaban, afuera algunos acelerados que no saben de política, pensaron llevar las diferencias ideológicas hasta los golpes, pero por fortuna sin consecuencias.
Al finalizar el encuentro organizado por la autoridad electoral, todos se dijeron ganadores, e incluso sacaron sus encuestas fast track que como sabemos son trajes hechos a la medida. La verdad no les creo a las empresas que se dedican a esas mediciones.
Donde también se puso bueno fue en el post debate organizado por Multimedios Puebla donde el periodista Alberto Rueda invitó a Humberto Aguilar, Enrique Doger y Rafael Reynoso. Sin duda estuvo más entretenido.
Este primer y único ejercicio nos bastó para ver que todos tienen "cola que les pisen", unos más cortita que otros pero como decía don Alfonso Martínez Domínguez en política “todos sabemos de todos”.
En general me gustó el debate y creo nos quedamos con ganas de uno más. Lo único que pareció un exceso de Lalo Rivera fue la foto del gobernador con la señorita Tania N. Como dicen en mi pueblo, se la bañó.
