Aunque las estadísticas sobre inseguridad casi nunca favorecen a los responsables de las diferentes corporaciones y dependencias, incluida la Fiscalía, coincido con Pedro Arce, el encargado de Despacho, en el sentido de que no debemos politizar el tema porque se pierde el enfoque principal de garantizar la tranquilidad de los ciudadanos.
En el contexto nacional es una de las asignaturas pendientes desde hace varios sexenios. Ni siquiera tiene que ver con un partido político en particular, ni con un ex presidente, porque los tres anteriores salieron mal en esa materia.
Desde tiempos de Felipe Calderón, cuando se recrudeció la guerra contra los grupos criminales, los mexicanos hemos vivido en zozobra y bajo la amenaza latente de ser víctimas colaterales. Sin embargo, esto no mejoró con Enrique Peña Nieto, ni con Andrés López Obrador.
Por el contrario, en la mente del colectivo nos metieron la duda sobre una posible complicidad de algunos funcionarios con los malandrines.
Por eso tiene sentido lo que afirma Arce Jardón, en una entrevista en Telediario Radio con mi compañero Luis García, porque lo peor que podemos hacer es responsabilizar a una corriente o ideología específica, ya que tricolores, azules, guindas, nos han quedado a deber.
En el caso de Nuevo León, estamos hablando del color naranja y tampoco han tenido resultados favorables, aunque no quiere decir que les falte estrategia o que estén dejando de hacer su mejor esfuerzo.
A veces se trata del sentir de la gente, como lo hace cada tres meses el Inegi, quien entrevista a ciudadanos en todo el país para tener el termómetro de cómo anda la inseguridad en cada una de sus regiones.
Por ejemplo ayer se dieron a conocer los resultados de último trimestre del 2024 de la ENSU, donde los municipios de Monterrey y Apodaca presentaron cambios significativos, tanto al alza como a la baja respectivamente.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), en la capital del estado subió 15.91 por ciento en el número de regiomontanos que dijeron sentirse poco seguros en las calles y en los lugares por donde realizan sus actividades cotidianas.
Los apodaquenses, por su parte, 42.4 por ciento percibió inseguridad en el reporte de septiembre, pero hubo un decremento del 21.22 por ciento con respecto al trimestre anterior del 2024. Es urgente dejar de lado esas diferencias partidistas para tener una mejor efectividad en el combate al crimen organizado.