Hace unos días comencé a leer un libro de Enrique Serna, colaborador de MILENIO, sobre la vida del periodista Carlos Denegri, al cual tituló El vendedor de silencio (Alfaguara, 2019), donde reseña la historia de quien fuera el líder de opinión más influyente a mediados del siglo XX en México.
Debo aclarar que apenas llevo poco más de una cuarta parte de las 485 páginas, pero me pude dar cuenta del poder que tenía el periodista, así como el desorden en su vida personal y amorosa. Era sin duda alguna, un personaje con muchos claroscuros.
Era prepotente y déspota, sobre todo con aquellos políticos que se negaban a cumplir sus caprichos, y como lo narra Serna, ganaba millones por lo que publicaba, pero mucho más por lo que dejaba de publicar.
Quise aprovechar el título para recordar el proyecto del nuevo estadio del club de futbol Tigres de la UANL, el cual fue anunciado con bombo y platillo por el gobernador Samuel García y las autoridades de la Máxima Casa de Estudios a principios de este año.
Se dijo que costaría 320 millones de dólares, y que tendrá una capacidad para 65 mil personas. También que estaría concluido para el año 2025, pero hasta ahora (19 de agosto), es decir, casi ocho meses después, sigue sin avanzar.
Poco o casi nada sabemos del proyecto porque aun cuando la Universidad está de acuerdo, siguen negociando algunos temas de dinero, pues el equipo pertenece a la institución, aunque esté cedido a Sinergia Deportiva, y por lo tanto busca las mejores condiciones económicas.
La última vez que platiqué con uno de los directivos involucrados me comentaba que estaban en ese proceso, y que el proyecto está vivo, aunque no avanza a la velocidad que ellos quisieran, aunque si lo arrancan este año podrán terminarlo para el 2025.
El problema es que César Esparza Portillo, un chihuahuense de 51 años de edad con estudios en Finanzas en el ITESM, flamante promotor de la obra, no tiene las mejores referencias, y eso complica el panorama.
Algunos medios de Yucatán, donde también está involucrado en la construcción de un estadio sustentable, dudan que vaya a cumplir en Nuevo León y que al final de cuentas solo nos esté vendiendo humo.
Miguel Ángel Vargas
