El 27 de octubre del año pasado, en un predio de Ciénega de Flores, encontraron el cuerpo de un joven, del cual no existe registro y la dirección de Criminalística y Servicios Periciales aún no puede dar resultados para confirmarle a la madre que en verdad se trata de su hijo, porque ahora resulta que no lo encuentran.
Su titular Porfirio Díaz, cuyo trabajo ha sido muchas veces cuestionado por las madres buscadoras, ha demostrado ser incapaz para ese cargo, pero por alguna razón que muchos desconocen, sigue firme.
En este caso ni siquiera existía registro del hallazgo, como en muchos expedientes donde la autoridad ha sido omisa.
Es un doble suplicio para los familiares, porque además de las extenuantes jornadas en la búsqueda que por lo general son en condiciones inclementes y con sus propios recursos, y también deben soportar la negligencia de los responsables del área.
Además del acoso de los grupos criminales que por supuesto no quieren que sigan con su labor, las organizaciones deben aguantar los desplantes de los agentes del Ministerio Público.
En el colmo de su ineptitud, hay tres familias cuyos cuerpos fueron reconocidos a través de muestras de ADN desde el año pasado y es fecha que no les han extendido el certificado de defunción.
Pero lamentablemente hay cientos de casos en Nuevo León en los que los propios afectados deben costear los estudios de identificación, que además son caros, porque los recursos oficiales se les niegan.
Por esa situación, los hijos de esos jóvenes no localizados tampoco pueden recibir los apoyos oficiales, y sus viudas están impedidas para realizar las gestiones ante diferentes instancias y ya no digamos tratar de rehacer sus vidas.
Es una crueldad de las autoridades y por más que en el discurso del Gobierno se diga que hay empatía y solidaridad con las personas que atraviesan ese calvario, la realidad es distinta.
Para quienes no hemos vivido una tragedia como esa, resulta fácil ponernos en sus zapatos, y a veces cometemos el error de juzgarlos, pero la Fiscalía está obligada a resolver cada uno de los miles de casos porque su papel es dar certeza a quienes llevan años buscando la verdad.
