Política

Vida y bien... muerte y mal...

La evangelización de niños y jóvenes de la comunidad es una tarea que encierra una importancia fundamental: en sintonía con los padres de familia, la parroquia refuerza los valores morales que les servirán a lo largo de toda su vida como sólido fundamento para su ser personal, familiar y social. Participa en su formación como personas, sus futuras familias y en sentido amplio, como sociedad.

En las no pocas ocasiones que he tenido la oportunidad de compartir con ellos los asuntos de la fe, suelo hacerles énfasis en que el pensamiento social católico, la moral cristiana y las enseñanzas del Evangelio son como un cordel triple que te sostiene y te contiene a lo largo de las vicisitudes de la vida.

He constatado a través de la atención con la que participan en los temas, sus reflexiones que comparten, y la profundidad y espontaneidad de las preguntas que plantean en estas reuniones semanales, que como a todo fiel católico, a ellos el entorno social les interpela también ya que contrasta con el mensaje que reciben de la Buena Nueva de la Salvación. Por una parte, el anuncio del bien y la construcción de una cultura de la vida, la denominada Civilización del Amor de San Juan Pablo II, El Grande; mientras que por otra parte el mundo, plagado de antivalores y propuestas que, sin adecuada orientación, lleva solo a la confusión.

El resto de la semana están expuestos a antitestimonios y antivalores. Se enteran de los enfrentamientos entre grupos criminales rivales en su ciudad, asesinatos, entierros clandestinos en comunidades aledañas, y la limitada capacidad de reacción de la autoridad.

Los malos apabullando a los buenos.

En las pantallas, en la palma de sus manos, siniestros personajes proyectan transmisiones en vivo desde camionetas de lujo, recorriendo las carreteras y avenidas de la ciudad que les resultan muy familiares. Ven cómo van con sus radios y armas, o incluso se asoman al interior de sus guaridas, con pantallas enormes, luces tenues entre fiestas y mucho alcohol.

El bien y el mal. Vida y muerte. Ante nuestras juventudes, como lo menciona desde antiguo, Deuteronomio 30:15.

Ante esa realidad, me queda claro que la labor evangelizadora de la Iglesia católica cohesiona el tejido social.

¡Ay de mí si no lo predicara!


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Mario A. Arteaga
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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