
Cada vez que concluye nuestra práctica de yoga, llegamos siempre a la posición final: Savasana, la postura de Muerto. Acostados sobre la espalda, el cuerpo comienza a relajarse, absorbiendo y asimilando todos los aprendizajes de lo que se realizó, por eso, a esta postura se le considera la más importante de la sesión, porque es aquí donde se integran todos los elementos de la práctica y donde, al tiempo que sentimos el fluir de la energía que ha sido activada, soltamos toda tensión física y emocional, y en ese soltar e integrar, reconectamos con nuestro ser interno.
¿Y si esto fuera la muerte? No habría entonces de qué preocuparse ni de qué tener miedo. Es por eso que hoy te traigo estas recomendaciones para armar Savasana y el proceso de morir que simboliza:
1. Entrega todo tu peso a la tierra. Permite que cada parte de tu cuerpo caiga hacia el suelo, no te muevas. Suelta cualquier tensión, olvídate de revisar la posición de manos o pies; en este momento ya nada de eso importa.
2. Cierra los ojos y respira. Este es un momento para conectar contigo, al cerrar los ojos se bloquean los estímulos externos. La respiración es el punto de atención durante toda la postura: sintiendo cómo entra y cómo sale el aire por la nariz, sin agenda, de manera natural.
3. Deja que los pensamientos aparezcan y se vayan. Que si hace frío, que te hace falta hacer un pago, que no sabes cómo resolver ese problema que te preocupa… Todos estos pensamientos van a aparecer cuando tu cuerpo empiece a relajarse. No trates de evitarlos, solo déjalos pasar, no te detengas en ninguno y conscientemente regresa la atención a tu respiración. A través de esta meditación se logra disolver la conciencia limitada en el océano de la conciencia infinita o el gozo eterno “y en ese estado meditativo la muerte no existe”.
4. Guía con tu respiración el flujo energético hacia el llamado Canal Central o Sushumna, al centro de la columna: “Cuando el yogui logra llevar el prana a Sushumna, el ciclo de vida y muerte se interrumpe y el cuerpo queda bajo su control total. Es entonces que el yogui descubre el “arte de morir”. Así, al concluir la sesión o la vida, se puede empezar de nuevo con la energía integrada y las lecciones aprendidas del ciclo que finalizó.
Savasana es el momento en el que nos rendimos por completo como en la muerte, y qué mejor que hacerlo con una mente quieta para poder acceder a nuestra verdadera naturaleza, reconociendo las ilusiones y creaciones de la mente.
Marién Estrada
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