Negocios

Propiedad Intelectual y estrategia corporativa

Inicia el año y, con ellos, los planes de crecimiento. Al respecto es importante que los empresarios no se olviden de la propiedad intelectual (PI).

En la economía basada en el conocimiento, donde la competitividad se alimenta de la rápida innovación, los activos de PI son cada vez más reconocidos como activos clave y se convierten en la moneda de los negocios, no sólo para proteger los derechos sobre tecnología o productos nuevos, sino también para obtener una ventaja competitiva y generar nuevas oportunidades de ingresos.

Los estimados varían, pero se considera que entre el 70 y 90% del valor de mercado de empresas públicas que cotizan en bolsa se atribuye a la PI. Más aún, vehículos de inversión, como el Ocean Tomo 300 Patent Index, han demostrado que las compañías con portafolios de propiedad intelectual integrales sobrepasan en desempeño a otras compañías en términos de valuación de mercado.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la PI se relaciona con las creaciones de la mente: invenciones, obras literarias y artísticas; así como símbolos, nombres e imágenes utilizados en el comercio. Esos derechos están consagrados en el Artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Así, la administración de la PI no se puede considerar un tema independiente a la planeación global, ni como un tema únicamente bajo la responsabilidad del departamento legal. Debe ser tratado como un componente esencial de la estrategia de negocio, particularmente en el actual mundo digital que es tan dinámico.

Sin embargo, en muchas organizaciones en México y Latinoamérica todavía existe una desconexión entre la estrategia de PI y la estrategia del negocio. Esto se puede deber a que los resultados a corto plazo inhiben el desarrollo de procesos sofisticados para gestionar este tipo de activo. Además, al tratar las compañías la administración de la PI como una cosa únicamente de abogados, y gestionarla conforme a sistemas de manejo de casos clásicos, los asuntos más estratégicos de largo plazo son dejados de lado. El enfoque a corto plazo provoca que la gestión de la PI, y desempeño corporativo relacionado, se rezague.

Una buena estrategia de PI debe incluir tanto un análisis de la competencia como un análisis de riesgos, y tener en cuenta los objetivos comerciales a largo plazo de la empresa. Además, la estrategia puede contemplar la maximización del valor del conocimiento al planear la transferencia hacia afuera o hacia adentro del conocimiento de la empresa a través, por ejemplo, de licencias para lograr llegar a más mercados. También puede incluir un plan que establezca la forma en la que la empresa está preparada para defender sus derechos de PI en caso de infracción.

Sin la protección de la PI, existe un gran riesgo de que las inversiones en I+D, en la diferenciación de productos y en la comercialización sean un desperdicio. La PI permite a las empresas tener exclusividad sobre la explotación de sus productos innovadores, sus diseños creativos y sus marcas, entre otras cuestiones. La PI contribuye significativamente a mejorar la posición de una compañía en el mercado al convertir sus creaciones y conocimiento en activos de negocio valiosos. Además, los activos de PI también pueden servir para fortalecer el modelo de negocio para obtener financiamiento. Cualquiera que sea la naturaleza de un inversionista, éste evaluará si un producto o servicio nuevo o innovador está protegido por alguna figura de PI, ya que dicha protección es un buen indicador de una visión sólida de negocio y desempeño futuro en el mercado.

Existen diferentes figuras de PI para proteger diferentes aspectos de un negocio. No todos los derechos de PI pueden aplicarse a un campo particular de negocios, pero muchos lo harán, y comprender los derechos de la compañía y los de sus competidores es importante para sostener una posición comercial sólida.

Los derechos de PI se pueden utilizar de diferentes maneras. Por un lado, la PI puede verse como un derecho negativo, es decir, se puede usar simplemente para evitar que otros copien su material escrito o fabriquen productos que infrinjan sus patentes y diseños. A partir de esto, se mantiene una ventaja competitiva.

Por otro lado, la PI se puede usar en un sentido positivo. Como la PI es un derecho de propiedad, se puede comprar y vender. Así puede ser licenciada, para que otros puedan usar una marca o fabricar productos patentados, por lo que el diseño de la PI recibirá un pago de regalías. La PI puede usarse para tener una ventaja en negociaciones de transacciones como fusiones y adquisiciones, y puede intercambiarse a través de licencias cruzadas para beneficio mutuo.

En resumen, la estrategia de PI que una compañía desarrolle para sus activos intelectuales debe basarse principalmente en una perspectiva comercial, pues gestionar los activos de conocimiento o de PI de una empresa es más que sólo adquirir los derechos formales sobre estos siguiendo un trámite. Los derechos de PI no valen mucho a menos que se exploten adecuadamente, por lo que las empresas que deseen extraer el máximo valor de sus conocimientos y creatividad deben tomar las medidas adecuadas para desarrollar una estrategia de PI para sus negocios y tratar de integrarla en su estrategia comercial general. Esto implica incluir consideraciones de PI al elaborar planes de negocios y estrategias de comercialización.


Google news logo
Síguenos en
Mariana González
  • Mariana González
  • Socia de Propiedad Intelectual en Basham, Ringe y Correa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.